La mayor tendencia digital en el mundo ahora mismo es la eclosión del metaverso. Una idea que lleva ya bastante tiempo entre nosotros, pero que ha cobrado gran popularidad desde la OPA que hizo Mark Zuckerberg con Facebook (ahora Meta) sobre este mundo o mundos virtuales, que están llamados a revolucionar la forma en que nos relacionamos, entretenemos y trabajamos. Acompañan a esta disrupción tecnológica muchos otros conceptos como el de realidad virtual o los tokens únicos (NFT), en una amalgama de innovaciones que transformarán el mundo… Dentro de un tiempo.
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Asistir a conciertos o a exposiciones de arte mientras estamos en el salón de casa, conectados a un mundo virtual, vender desde cuadros a hamburguesas de McDonald’s en un entorno digital o planear unas vacaciones en el metaverso, son situaciones que, poco a poco, van abandonando la ciencia ficción para incorporarse a nuestras vidas. Sin embargo, lo primero en que convienen los expertos es en el estado incipiente en que se encuentran todas estas ideas, “con un componente más teórico que práctico”, indica Diego Laforga, director de comunicación de Isostopy.
"Es un concepto que se desarrollará a futuro, a unos 20 o 30 años vista, a través de muchas tecnologías que se integrarán unas con otras en la evolución de lo que es Internet", indica por su parte Leeland Hedges, director general de mercados emergentes de Pico Interactive durante una intervención en el Mobile World Congress. Y que afronta numerosos retos, el primero, acoplar vida real y metaverso, para lo que es fundamental “mejorar la conectividad y la interacción en estos mundos virtuales”, añade por su parte Blaise Thomas, de Agora, también desde un coloquio en el evento.
La experiencia de usuario es otro de los aspectos que tiene mucho margen para seguir evolucionando. A día de hoy, los pesados visores o los guantes de realidad virtual son todavía aparatosos y no han superado cuestiones tan básicas como el efecto mareante tras su primer uso, reconoce Hedges. Y esto provoca "reticencias entre el público de edades más avanzadas", agrega. Por no mencionar cómo mejorar la integración sensorial de olfato o tacto: "Está muy centrado en la vista y el oído", asume Thomas.
La latencia, el ancho de banda de las redes o la velocidad de los datos son otros requisitos de este mundo digital en el que cada vez más objetos y usuarios interoperarán entre sí. Y suponen un desafío adicional, ya que exigen que los proveedores de infraestructuras adapten su ritmo al de la demanda de empresas y otros actores, lo que pone el foco en las redes 5G o 6G. En resumen, evidencian lo mucho que queda por hacer.
Para entender el potencial y el camino que tiene por delante el metaverso puede ser clarificador contraponerlo con Internet. Desde sus inicios, a principios de los 80, hasta su adopción global, a finales de los 90 y principios del siglo XXI, "tuvieron que pasar dos décadas de desarrollo y maduración, para que tanto el éxito a nivel empresarial como de usuario tuviera la masiva acogida que tiene hoy en día", recuerda Laforga. Por lo tanto, "la evolución que debe seguir el metaverso habrá de ser similar", afirma, "si bien teniendo en cuenta que la implicación en su desarrollo de grandes empresas como Meta (Facebook) o Microsoft hará que estos plazos seguramente se acorten", argumenta el director de comunicación de Isostopy.
Sin embargo, la incursión de estos gigantes tecnológicos plantea un dilema identitario a los mundos virtuales, que es otra de las cuestiones que se dirimirán a muy corto plazo: qué metaverso se acabará imponiendo. "Y, sobre todo, ver si será uno tradicional, respaldado por estas grandes compañías o uno basado en la cadena de bloques", apunta Toni Garballo, responsable de metaverso de Belobaba CryptoFund. Metaversos como Decentraland o StarLink, con su propio 'tokenomics' (economía basada en tokens criptográficos) ya cuentan con unos 500.000 usuarios activos y con el respaldo de empresas que abren oficinas virtuales en sus espacios, como hizo JP Morgan, precisamente en Decentraland.
SECTORES PUNTEROS EN EL METAVERSO
Sin embargo, las empresas no esperarán a que se aclaren estas cuestiones. Destaca Garballo que las compañías ya están tomando posiciones en sectores como la cultura -con galerías de arte virtuales-, el entretenimiento -siendo la industria de los videojuegos una de las más punteras-, las apuestas -con casinos en el metaverso- o el inmobiliario. Sobresale el caso de la española Metrovacesa, que está vendiendo terrenos en el metaverso de Decentraland y ha construido un edificios en 3D, en un incipiente mundo inmobiliario virtual que facturó 500 millones de dólares en 2021.
El experto cree que los sectores industriales también encontrarán en los universos online un espacio para desarrollar factorías virtuales o para tener una representación digital de sus prototipos con el objetivo de llevar a cabo simulaciones. Destaca en este terreno el caso del Omniverso de NVIDIA, desde donde se controlan fábricas, edificios e infraestructuras en el mundo real, como es el caso de BMW. El fabricante de automóviles gestiona versiones gemelas de sus factorías reales en este universo virtual.
Los usos del metaverso son ilimitados y habrá pocos sectores que se queden fuera. "En empresas que apuesten por el teletrabajo y que estén por tanto descentralizadas será una oportunidad muy interesante el poder contar con espacios virtuales de reunión y celebración de eventos corporativos, en el que podrán interactuar con compañeros de trabajo de una forma muy similar a la real", expone Laforga por su parte.
También tiene un gran potencial la educación, "ya que la formación en entornos inmersivos favorecen una atención y comprensión mucho más rápida de los conceptos por parte de los alumnos", subraya el responsable de comunicación de Isostopy. Y, desde luego, en el marketing y el comercio, "pues permitirá conocer ese producto o servicio de manera virtual antes de realizar la compra, generando una vinculación emocional del comprador nunca antes vista", argumenta. En otros sectores, los expertos auguran el surgimiento de nuevos modelos de negocio, como en el turismo, con la potencial oferta de experiencias de viaje virtuales.
"A la hora de valorar el impacto que tendrá en determinados sectores podemos aventurar una evolución similar a la digitalización empresarial vivida en la última década", resume Laforga. Es decir, "aquellas empresas que no tienen presencia en internet están en desventaja competitiva, y la brecha irá en aumento. Con el metaverso sucederá lo mismo y las empresas habrán de renovarse para adaptarse al nuevo entorno".
