Muchas pymes españolas han tenido que bajar la persiana por la crisis del coronavirus. Y otras tantas se encuentran en una situación financiera muy complicada que las sitúa al borde la quiebra. Para buscar su salvación, además de los ya conocidos ERTE y ERE, estas compañías cuentan con otras posibilidades como la refinanciación de la deuda, el preconcurso de acreedores, la transmisión de la unidad productiva o el convenio anticipado.
De media, las empresas españolas no pueden sobrevivir más de 60 días sin ingresos mientras siguen afrontando unos costes fijos. De esta situación son muy conscientes muchas pymes, sobre todo dentro del sector turístico, tras ver como su facturación se ha reducido prácticamente a cero en medio de la pandemia. De hecho, el 25% de las compañías de nuestro país se encuentran en situación de quiebra técnica, según los datos que aportó el Banco de España en agosto.
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Las empresas se dan por vencidas: presentan concursos exprés para no generar más deudaPara evitar el cierre, se puede llevar a cabo una refinanciación, siempre que la empresa cuente con un plan de viabilidad que confirme una liquidez suficiente para atender los compromisos del proceso, según explican desde Abencys Reestructuraciones, firma especializada en reestructuraciones y solvencia. Una de las últimas compañías en llevarla a cabo ha sido Prisa, que a principios de semana anunciaba un acuerdo con la banca para refinanciar su deuda hasta 2025.
De manera conjunta o por separado, pueden solicitar el preconcurso para facilitar un acuerdo con los acreedores. Incluso pueden decantarse directamente por el propio concurso, que permite refinanciar la deuda hasta un plazo de cinco años, que puede ampliarse a diez años en casos excepcionales. Se trata de "un proceso flexible y que incluso en la fase de liquidación de la compañía se puede recuperar la unidad productiva del negocio", explica el consejero delegado de Dipcom Corporate, Igor Ochoa.
"Acogerse al preconcurso o al concurso no tiene por qué conducir necesariamente a la liquidación, e incluso cuando lo hace, se protege a la empresa de embargos y ejecuciones, abriéndose un proceso de negociación con acreedores que permite que la empresa tenga una oportunidad para recuperarse", detalla este experto.
Sin llegar a aprobar un concurso de acreedores, la empresa también puede conservar su actividad a través de la transmisión de la unidad productiva. Eso sí, siempre y cuando cuente con un plan de viabilidad razonables. Otra opción es el convenio anticipado, que se puede activar cuando no se haya conseguido alcanzar un acuerdo con todos los acreedores acerca de una refinanciación o reestructuración de la deuda.
En cualquier caso, el socio de Abencys Reestructuraciones, Javier Díaz-Gálvez, considera que "es esencial contar con un plan de restructuración que se anticipe a la situación". De esta manera, la compañía podrá "llevar a cabo acciones de carácter preventivo que ayuden a reaccionar a tiempo ante situaciones adversas", añade.
LOS ERTE PUEDEN NO SER SUFICIENTES
No obstante, el Gobierno alcanzó un acuerdo con los agentes sociales para ampliar los ERTE hasta el 31 de enero de 2021. Sin embargo, desde Abencys consideran que este proceso alarga "innecesariamente" la espera de miles de compañías. Advierten, incluso, de que en determinados supuestos "podría llegar a agravarse su situación de cara a la eventual responsabilidad futura de sus administradores".
En muchos casos, pese a las medidas de ayudas del Gobierno, las empresas están tan ahogadas financieramente que deciden presentar un concurso exprés para no generar más deuda. Como contó 'Bolsamanía', este tipo de procedimientos se ha disparado desde que comenzó la pandemia, hasta el punto de que han superado por primera vez a los concursos de acreedores ordinarios. Y lo preocupante es que muchas de ellas están apostando por esta medida porque es la manera más rápida que tienen para echar el cierre.