- Las autoescuelas se ven forzadas a retrasar los plazos a los alumnos
- La DGT dice que se producen en momentos puntuales
"Tráfico no examina y nuestra paciencia se acaba". Un cartel, junto a las tarifas de la enseñanza para conducir, suele dar la bienvenida a los nuevos alumnos que se quieren inscribir. Como éste, cientos de papeles inundan las autoescuelas de la capital española y otras grandes ciudades. ¿La razón? No hay examinadores.
“Estamos perdiendo mucho dinero, la gente pregunta qué pasa y cuando les decimos que va a estar complicado examinarse próximamente, se marchan”. Gabriel, es el dueño de una de las autoescuelas que vive unos momentos complicados porque la Dirección General de Tráfico (DGT) no da abasto para poner a prueba a los nuevos conductores. “Los examinadores escasean y esta situación provoca un colapso que afecta a nuevos expedientes, a las autoescuelas y, sobre todo a las personas que desean sacarse el carné”. Tal es así, que los profesores han dicho basta y durante el mes de marzo se han repetido las escenas de paros y de pitadas frente al edificio central de la DGT.
En 2017, existen 72 examinadores en Madrid, de los cuales 67 trabajan en Móstoles, y el resto en Alcalá de Henares
Las asociaciones de autoescuelas, entre ellas Apamad, pone el grito en el cielo ante el recorte progresivo de la DGT con los examinadores. Ricardo Cano, presidente de la asociación, explica a ‘Bolsamanía’ que desde 2008, se han perdido muchos examinadores. “Desde 2013, estamos viendo que el número está descendiendo progresivamente. En 2013 se tocó fondo”, explica. Según los datos ofrecidos por la DGT, en la Comunidad de Madrid, en 2008, había 118 examinadores. En 2017, existen 72, de los cuales 67 trabajan en Móstoles, y el resto en Alcalá de Henares, lo que pone en una situación de colapso a las autoescuelas del norte, este y sur-este de la Comunidad. Lo mismo sucede en ciudades como Granada, Zaragoza o Valencia, donde se han registrado descensos de entre el 15 y el 30% de examinadores. A esta situación, señalan las autoescuelas, hay que sumarle a los empleados expertos de la DGT que están de baja o de vacaciones.
¿QUIÉN ES EL CULPABLE?
La Dirección General de Tráfico reconoce el problema, aunque no asume su culpa. Fuentes de la DGT explican a ‘Bolsamanía’ que “la grave crisis económica que ha atravesado España ha afectado a todos los sectores, incluido este”, matizan. El organismo encargado de gestionar la conducción en las calles y carreteras españolas indica que es “cosa del Gobierno”, debido por la falta de inversión necesaria. Además, la Dirección General de Tráfico indica que durante 2016 se han ofertado 120 puestos nuevos para examinar a los nuevos conductores. Algo que parece insuficiente para las autoescuelas. “Entre Hacienda, el Minisiterio de Interior y la DGT se pasan la patata caliente, unos dicen que no hay dinero, otros que sí… lo único cierto en todo esto es que la falta de gestión es total y absoluta”, añade Ricardo Cano.
A priori, 120 nuevas plazas dan de sí, pero tanto la DGT como las asociaciones de autoescuelas afirman que no se han llenado los cupos. La Dirección General de Tráfico argumenta que se están potenciando nuevos cursos en este 2017, con mejoras en el programa, además de ser más intensivos para que los examinadores tengan “una formación superior”. La DGT pone todos sus esfuerzos en que haya más examinadores, aunque no lo consigue. En este punto, tanto la Dirección General de Tráfico como las autoescuelas, se ponen de acuerdo. Los salarios de los examinadores son prácticamente iguales que los funcionarios de oficinas. “No les compensa salir a la calle y estar examinando por la misma cantidad de dinero que estar dentro del edificio”, argumenta Gabriel.
Precisamente, las remuneraciones anuales es algo con lo que el colectivo de examinadores lleva luchando desde hace dos años. Durante 2015 y 2016 se sucedieron varias huelgas, lo que supuso un nuevo colapso. Las personas encargadas de dar el visto bueno a la obtención del permiso de circulación quieren equipararse a sueldos como los de Francia. En España cobran 1.450 euros brutos. Además, sienten inseguridad. Desde hace dos años, son ellos quienes dicen al alumno si están o no aprobados. Esto ha supuesto muchos casos de agresiones hacia los examinadores.
¿UN EXAMEN MÁS DIFÍCIL PARA PERSUADIR?
Las autoescuelas no tienen duda. Los examinadores han subido el listón para, de esta manera, retrasar la decisión del futuro conductor y aliviar la situación. Algo que la DGT tilda de “falso y de no tener sentido”. La Dirección General de Tráfico explica que desde hace tres años los examinadores están sujetos a normativa europea, “por lo que la manera de examinar en España es la misma que en Francia, Portugal, Italia o Alemania”. “No se ponen trabas”, recalcan. El nuevo método da mucha más libertad de conducción al alumno. El examinador se sienta en el coche de autoescuela y pide ir desde el punto de partida hasta el de llegada por la dirección libre que decida el examinado. Una vez concluido el trayecto, se le comunica si el test ha sido positivo o negativo.
Las autoescuelas creen que los examinadores son más exigentes para instaurar el miedo; la DGT lo desmiente
Este nuevo método, según un estudio de la DGT, es aprobado por la amplia mayoría de nuevos conductores. “Notable es la nota media que los aspirantes a obtener el permiso de conducir han dado tanto a la formación recibida en las autoescuelas (8,4) como al examen práctico (7,6) que les capacita para conducir un vehículo de la clase B. Esta es una de las conclusiones de una encuesta a más de 1.000 personas realizada cuando finalizaban la prueba práctica de conducción”, señala el dossier.
¿Y LOS ALUMNOS?
Las autoescuelas piden más. La DGT apunta hacia arriba y rebaja la tensión. Y los alumnos que están matriculados no entienden la situación. “Nos echan la culpa a nosotros, se desesperan y quieren darse de baja”, esgrime Gabriel. El periodo medio de retraso está en torno a los dos meses, aunque la DGT matiza que solo son “en momentos puntuales”. “Otro de los problemas es que cuando conocen la situación, porque intentamos informar antes de darse de alta, no se inscriben. Tenemos coches parados, profesores que no dan clase…”, se resigna.
Un borrón más que se suma a esta situación es la de los suspensos, según señala Ricardo Ortiz. “Los alumnos no pasan la prueba práctica y tienen que esperar dos meses, mínimo. Ellos no quieren seguir dando clases porque el precio aumenta, pero ellos no entienden que pierden práctica y pueden caer en errores. Sólo dan un par de clases de media antes de volver a presentarse al examen”, argumenta.
Y MIENTRAS, LAS AUTOESCUELAS...INVESTIGADAS
Y si las autoescuelas viven momentos complicados por el descenso de alumnos ante la falta de examinadores, los problemas se les acumulan. La Comisión Nacional de Mercados y la Competencia las ha expedientado por crear un cártel. Abrió diligencias por una investigación en el acuerdo de precios entre las autoescuelas domiciliadas en Alcalá de Henares, que correspondió a la Comunidad de Madrid (Dirección General de Economía y Política Financiera), y otra sobre las autoescuelas de Guadalajara. El organismo regulatorio exponía sanciones de 82.716 euros a la Asociación Provincial de Autoescuelas de Madrid (APAM) por una recomendación colectiva de precios a sus asociados, conducta prohibida por la Ley 15/2007 de Defensa de la Competencia. El expediente tuvo su origen en la denuncia interpuesta por un particular en octubre de 2013 contra nueve autoescuelas de Guadalajara, ampliada luego a otras cinco autoescuelas de Guadalajara y cinco en Alcalá de Henares, por acordar y unificar precios en la matrícula y las clases prácticas para la obtención del permiso de conducir clase B.
Y los problemas no acaban ahí. La Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) ha sobrefacturado a los nuevos conductores. El precio habría sido inflado entre 13 euros y 69 dependiendo de las diferentes Comunidades Autónomas. El periodo comprendido va desde 2006 hasta 2016, y más de 615.000 conductores habrían sido perjudicados con esta práctica ilegal. La CNAE se habría llevado más de 4,5 millones de euros, después de la investigación llevada por la DGT. La CNAE agrupa a 8.000 autoescuelas, cerca del 90% del total de las actualmente operativas en el conjunto de España.