- MediaMarkt, FNAC o Apple fueron los primeros en poner en marcha las grandes rebajas aquel 23 de noviembre de 2012
- "El Black Friday ha pasado de ser una iniciativa limitada a las grandes cadenas a consolidarse como una nueva oportunidad para pymes", según la CEC
La liberalización de los periodos de rebajas aprobada por el Gobierno en 2012 fue el pistoletazo de salida para nuevas campañas y promociones en el sector comercial. Entre ellas la moda del Black Friday dio el salto definitivo de Internet a las tiendas físicas. Aún cinco años tras la decisión del ejecutivo de Mariano Rajoy, muchos críticos piden revocar la decisión y volver a los dos periodos de rebajas limitados que había hasta entonces.
Hasta 2012, las rebajas en los comercios sólo podían tener lugar dos veces al año
Hasta 2012, las rebajas en los comercios sólo podían tener lugar dos veces al año y tenían que durar como mínimo una semana y como máximo dos meses. Estas restricciones venían fijadas en la Ley de Ordenación del Comercio de 1996. Dicha ley distinguía entre diferentes modelos de venta a un precio especial: promoción, saldos, liquidación, con obsequio o prima, directa y las famosas rebajas, único modo al que se le imponía un límite temporal. El calendario definitivo de las rebajas era marcado por cada año por las comunidades autónomas.
Otro cambio importante de la Ley de 2012 afectaba a los precios de los productos. La nueva regulación disponía que desde ese momento ya no era necesario que antes de rebajar un producto este hubiera sido puesto a la venta a un precio sostenido durante un tiempo. O lo que es lo mismo, el precio podría variar de un día para otro sin mayor explicación.
Todo esto generó el caldo de cultivo perfecto para que la ‘americanada’ del Black Friday, muy de moda en Estados Unidos y popular para unos pocos en España gracias a Internet, aterrizase en el mercado español. MediaMarkt, FNAC o Apple fueron los primeros en poner en marcha las grandes rebajas aquel 23 de noviembre de 2012, el primero de muchos ‘Black Friday’ en los que la fiebre consumista invadiría España.
Año a año ha ido creciendo el número de comercios que tanto a través de Internet como en el mundo físico organizan una gran fiesta de las ventas. Por ejemplo, MediaMarkt y El Corte Inglés mejoraron sus registros en el Black Friday de 2016, con un 30% más de ventas que el mismo día de 2015. Por su parte, Amazon también batió récords de ventas en España, con 940.000 artículos vendidos en las 24 horas del viernes negro de 2016.
Viendo los datos de búsquedas del término ‘Black Friday’ en Google se pone de manifiesto que no ha sido hasta los últimos años cuando la gran fiesta de las ventas se ha popularizado en todo el mundo. En la gráfica mundial se puede observar un crecimiento anual constante cada noviembre, algo parecido a los datos de las búsquedas en Estados Unidos. Pero es viendo las gráficos de España o Reino Unido donde se aprecia el boom en Europa. En el caso de España, el primer volumen de búsquedas importantes se produjo en 2012, con motivo de la primera gran campaña de rebajas, tras lo cual en 2013 y 2014 se disparó exponencialmente, una tendencia que se mantiene año a año.
CARA Y CRUZ PARA LAS PYMES
La Confederación Española de Comercio (CEC) afirma con rotundidad que “el Black Friday ha pasado de ser una iniciativa limitada a las grandes cadenas de distribución y comercios electrónicos a consolidarse como una nueva oportunidad para que muchas pymes españolas mejoren sus ventas y visibilidad”, pero no ven con tan buenos ojos la liberalización de los periodos de rebajas.
El problema radica en que para los pequeños comercios ya es difícil competir con Internet y con las grandes cadenas en condiciones normales, con lo que si a eso se le suma tener que competir en precios con continuas rebajas y promociones se hace imposible su sostenibilidad. Los márgenes del pequeño comercio son mucho más reducidos y campañas como el Black Friday, o similares, no suponen un crecimiento tan exponencial como para cubrir la diferencia.
La liberalización del periodo de rebajas ha desatado una guerra de precios que ha frenado la fiebre consumista. Tal y como explicaba Pedro Campo, vicepresidente de la Confederación Española de Comercio (CEC), las rebajas son un periodo que se fija para que las tiendas puedan desprenderse del stock de productos que no se han vendido en temporada, haciendo para ello un descuento sobre el precio original. “Ese es el fin, y si se liberaliza, como ocurrió, se desvirtúa el concepto”, asegura.
La CEC se ha mostrado más de una vez contraria a la decisión del Ejecutivo, ya que según alega está afectando enormemente al pequeño y mediano comercio, que cada vez tiene más difícil competir con la política de precios de las grandes cadenas de moda. “No pueden comprar un producto para hacer rebajas a mitad de temporada, están en situación de desigualdad”, señala Campo.
El objetivo que persigue CEC es retomar el antiguo modelo de rebajas reguladas. “Aquí la liberalización se decidió de la noche a la mañana y sin consenso con el sector”, recuerda Campo, que insiste en que si los comercios quieren hacer algún descuento a mitad de temporada, lo hagan bajo el prisma de “venta especial”, pero que no se use el término rebajas.