• Si FG se va, se presentará como una dimisión "por el bien del banco"
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Francisco González y Carlos TorresBBVA

BBVA llega al consejo decisivo en el que debe tomar alguna medida para lavar su imagen tras el escándalo de las escuchas ilegales que encargó al excomisario Villarejo. El banco se escuda en la investigación que ha encargado a PwC, pero eso enquistaría meses la solución. Y la presión es máxima y desde todos los frentes: Gobierno, BCE, Banco de España, CNMV, el resto del sector, los fondos presentes en su capital, etc. ¿Podrá resistirla o Carlos Torres no tendrá más remedio que 'matar al padre' y forzar la salida de Francisco González?

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El escándalo es de proporciones mayúsculas puesto que el espionaje no solo afectó a los involucrados en el asalto de Sacyr al banco en 2004, sino a empresarios, periodistas, ministros, ejecutivos del propio BBVA, la CNMV y hasta el rey Juan Carlos. Incluso se planteó la difusión de bulos de contenido sexual, según las informaciones de El Confidencial y Moncloa.com.

El banco trató de parar el golpe diciendo que tenía una investigación abierta desde junio, pero el remedio fue peor: ¿Cómo era posible que en todo ese tiempo no hubiera encontrado nada de un asunto tan grave? Así que le arroyó el tsunami. Ahora trata de dar otra patada hacia delante encargando una investigación a externos: PwC y Uría. Pero, aparte de los vínculos de algunos directivos de BBVA con esta firma, esta operación puede durar meses. Y Carlos Torres no los tiene.

Porque todo el mundo le está metiendo una presión insostenible. El Gobierno y el Banco de España le han instado a aclarar las cosas cuanto antes por el daño reputacional que hace a la banca y al país. Pero el 'toque' más importante ha venido de la institución que tiene todo el poder sobre la banca: el BCE. Donde ocupa la vicepresidencia Luis de Guindos, uno de los grandes enemigos de FG por sus desplantes al negarse a participar en la Sareb y en la subasta del Popular cuando era ministro.

Hace una semana, Guindos no pudo evitar que se le escapara una sonrisilla cuando le preguntaron por el escándalo. Su respuesta fue que "tenemos que esperar a las conclusiones de esas investigaciones y esperamos que estén disponibles lo antes posible" porque "en estas cosas, el tiempo es clave". Más claro, agua. Torres no puede esperar meses. Tiene que hacer algo ya.

Máxime, cuando el banco realizó pagos a Villarejo hasta 2017, según publicó 'El Independiente' y reconoció la propia entidad, incluyendo la seguridad de un crucero en Turquía en 2016. Es decir, aunque los delitos de descubrimiento y revelación de secretos hayan prescrito, no lo ha hecho la posible administración desleal derivada del uso de recursos del banco para fines ilegales. Y ese delito, que puede denunciar cualquier accionista del BBVA, le salpicaría al propio Torres.

LOS TRES OBSTÁCULOS PARA LA MARCHA DE FG

La medida más leve que puede tomar el BBVA es forzar la salida de González de la presidencia de honor y de la fundación, los cargos que conservó tras su jubilación a final de año. No son cargos relevantes (no tienen poder formal), pero esta medida tiene tres obstáculos muy importantes.

El primero es que FG mantuvo estos puestos para poder seguir supervisando la gestión del banco, una costumbre muy arraigada en nuestro sector financiero. Y perdería esa posición de privilegio. El segundo es que Torres es un producto de FG, formado por él, designado para los distintos puestos por él y finalmente nombrado sucesor por él. Es decir, Torres tendría que 'matar al padre' como hizo Guindos con Rodrigo Rato, pero no puede hacerlo menos de un mes después de haberle relevado.

¿LE CONVENCERÁ EL CONSEJO PARA QUE DIMITA?

Y ahí llega el tercer problema: que el expresidente considera que dimitir implicaría reconocer que ha cometido estos delitos, y él defiende su inocencia. Pero, aparte de que esa estrategia salió mal en las tarjetas 'black' -los que reconocieron su culpa y devolvieron el dinero lograron condenas menores-, las evidencias son abrumadoras en su contra. Si FG no entra en razón a pesar de las presiones, la única esperanza para el BBVA es que varios miembros de peso del consejo le convenzan.

Si esto ocurre, su marcha se presentará como una dimisión "por el bien del banco" para no perjudicar a su reputación, pero sin reconocer ninguno de los hechos (y remitiéndose a la investigación). En todo caso, por si acaso, tanto Torres como Goirigolzarri (consejero delegado en 2004) han negado saber nada del asunto Villarejo. Si se llega a eso en el procedimiento penal, la estrategia de defensa de todos ellos y del propio BBVA es que fue una operación personal de FG de la que no informó a nadie. Es decir, dejarán a González caer en solitario.

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