- Posteriormente, nuevos especuladores han tomado el relevo en una sociedad de cartera que no tiene ninguna actividad
- Su único activo es una participación del 1,6% en el capital de Nueva Pescanova que también provoca intereses cruzados entre los accionistas
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Pescanova se ha convertido en una auténtica 'ruleta rusa' en bolsa. Volvió a cotizar la semana pasada (el miércoles, 7 de junio) tras cuatro años suspendida, y en su primera sesión cayó desde 5,91 euros hasta 0,14 euros, aunque cerró en 0,27 euros por acción. Una caída del 95%. Al día siguiente, cerró en 0,23 euros, pero el viernes pasado casi dobló su precio, hasta 0,44 euros.
Posteriormente, el lunes volvió a rebotar de manera exponencial hasta 1,23 euros y el martes siguió disparándose hasta 2,05 euros. El miércoles, sin embargo, volvió a desplomarse un 57%, hasta 0,869 euros, pero este jueves ha subido un 45%, hasta 1,26 euros . Su capitalización bursátil actual es de 32 millones de euros.
Aunque el volumen de acciones negociado está siendo muy importante. El miércoles, se negociaron 16 millones de acciones y el jueves, 9 millones. El viernes, el volumen se disparó hasta 28 millones, aumentó hasta 40 millones el lunes y hasta 48 millones el martes. El miércoles, se negociaron 22 millones de acciones y este jueves, más de 15 millones. Todo ello en una empresa que tiene emitidos menos de 29 millones de títulos ¿Cómo se explican estos movimientos? ¿A qué se deben?
El desplome de las dos primeras sesiones se justifica por la venta de los inversores que habían comprado las acciones fuera de mercado a precios cercanos a 0 euros y que vendieron sus participaciones durante los dos primeros días a precios de derribo, ya que en cualquier caso estaban obteniendo un gran beneficio.
Es el caso de la inversora Carolina Masaveu, que vendió el 7% del capital el primer día de cotización. Masaveu vendió sus acciones a 0,40 euros por un importe total de 816.000 euros, muy por encima de los 5.200 euros que desembolsó para convertirse en accionista de referencia de la sociedad, al comprar el 3,74% del capital a un precio de 0,0001 euros por acción y ampliar su participación al 7,13% en mayo de 2014, con la adquisición de títulos a 0,0052 euros.
Por su parte, el fondo estadounidense Broadbill compró el 11% de Pescanova fuera de mercado, en una operación que se realizó a 0,03 euros por acción. Broadbill vendió las acciones que tenía en la compañía el pasado jueves 8 de junio, por lo que el precio de venta osciló entre 0,14 y 0,29 euros por acción.
Ignacio Aragón, socio del despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo y representante de la Asociación Española de Accionistas Minoritarios (Aemec), considera "una buena noticia" que las acciones de Pescanova hayan vuelto a cotizar, aunque se trata de una sociedad sin negocio, cuyo único activo es la participación del 1,6% en Nueva Pescanova (la empresa industrial surgida de la reestructuración y que conserva los activos y gestiona la actividad pesquera y comercial).
"Hasta ahora, había habido unos movimientos fuera de mercado que no reflejaban el valor de la acción y ahora estamos viendo mucha especulación", añade Aragñon. En su opinión, las increíbles subidas desde el viernes al martes "pueden deberse a la prohibición de cortos en Liberbank, que ha frenado a muchos especuladores bajistas".
El capital de Pescanova está compuesto tan sólo por 28,7 millones de acciones, lo cual explica también en parte las grandes subidas y bajadas diarias que han registrado los títulos en los últimos días.
Se calcula que hay unos 9.000 accionistas minoritarios que quedaron atrapados en Pescanova y que desean vender sus títulos. La escasez de papel hace que la volatilidad de la acción se dispare, lo que a su vez 'estrangula' el precio del título y provoca enormes variaciones en el valor de las acciones en periodos muy cortos de tiempo.
Según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Manuel Fernández-Sousa controla el 7,5% del capital, casi 2,16 millones de acciones. Alfonso Paz Andrade controla el 3%, un paquete de 0,87 millones de acciones. En el caso de Fernández-Sousa, sus acciones están embargadas por la justicia, así que no puede operar con ellas.
El fondo Luxempart controla el 7,28% del capital, un paquete de 2 millones de títulos. José Antonio Pérez Nievas controla otro 3,39%, casi un millón de acciones. Por último, Silicon Metal Holdings controla otro 5%, en total casi 1,5 millones de acciones. Entre todos estos accionistas, controlan unos 8 millones de acciones de Pescanova, alrededor del 27% del total.
LAS DEMANDAS JUDICIALES
Ignacio Aragón menciona también el hecho de que Pescanova quiera anular la ampliación de capital realizada en Nueva Pescanova, que redujo su participación en el capital hasta el actual 1,56% desde el 20% anterior. "Si esto tuviera recorrido, realmente cambia bastante la situación, porque si se volviera a controlar el 20% de una sociedad que está dando beneficios y está funcionando bien, el valor de las acciones de Pescanova sería mayor".
El valor contable asignado a esa participación es de 2 millones de euros, pero a nadie se le escapa que puede ser mucho mayor dentro de un tiempo, cuando Nueva Pescanova complete su reestructuración. Aunque al mismo tiempo, la propia Pescanova reconoce que si pierde esas demandas, puede declararse insolvente al no poder hacer frente a las costes judiciales.
Aragón añade que "hay muchas posiciones especulativas que intentan hacer 'caja' en movimientos rápidos en una sociedad que no tiene negocio y no tiene actividad". Así que Pescanova tiene todos los ingredientes para que sus acciones sigan registrando increíbles movimientos a corto plazo. Especulación, intereses cruzados, litigios judiciales y escasez de papel en el mercado. Y sobre todo riesgo, mucho riesgo para los inversores minoristas que decidan jugar a esta 'ruleta rusa' llamada Pescanova. Aunque en esta ocasión, no podrán decir que no estaban avisados.