- González ejercía un poder absoluto en el banco hasta su salida en 2018
La Audiencia Nacional engordó ayer la larga lista de decisiones incomprensibles para el común de los mortales. Citó como imputados a toda la guardia de corps de Francisco González (FG) en BBVA por contratar los oscuros servicios del excomisario José Manuel Villarejo... salvo a FG. Cuando el expresidente ejerció un poder absoluto en el banco en los 18 años que ocupó el cargo, y es imposible que esta contratación se hiciera sin su conocimiento. ¿Por qué?
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La citación del juez Manuel García Castellón llega hasta el que fue el número dos de FG entre 2009 y 2015 (y antes director general de medios), Ángel Cano, y abarca a otros ocho altos cargos de aquella época, incluyendo al entonces jefe de seguridad, Julio Corrochano, el hombre que se supone que contrató directamente a Villarejo.
¿Por qué se queda ahí y no cita al máximo responsable del banco? ¿Sobre qué base llama a declarar como investigados a estos exaltos cargos? El magistrado no lo explica, puesto que ni siquiera ha dado un auto motivando estas citaciones, sino una simple providencia. Pero chirría y mucho. Si se basa en las evidencias recogidas en la instrucción, ahí aparece una grabación de Villarejo en la que Corrochano asegura que despachaba estos asuntos con “el presidente” y "Ángel". No solo con Ángel.
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La Audiencia imputa a Ángel Cano y al ex de seguridad de BBVA por el caso VillarejoMás misterios: todos los exdirectivos citados lo eran en el momento del asalto de Sacyr al BBVA en 2004 y 2005. Pero se les imputan delitos que, si se cometieron entonces, estarían prescritos: la revelación de secretos y el cohecho. No tiene mucho sentido. El sustituto de FG en la presidencia, Carlos Torres, reconoció que se había estado pagando a Villarejo hasta 2017, aunque negó tener conocimiento de que su empresa, Cenyt, cometiera ninguna irregularidad. Los delitos cometidos en esas fechas no habrían prescrito, así que parece más lógico citar a los directivos de hace dos años que a los de hace 15.
Hay quien sostiene que los jueces viven "en su torre de cristal" y no tienen ni idea de quién manda en los bancos. Pero parece poco creíble tratándose de una entidad tan importante, de un personaje tan conocido como FG y cuyo estilo de gestión se puede comprobar con una búsqueda en Google de unos segundos. Otra teoría, con más enjundia, es que García Castellón prefiere esperar a que Corrochano y Cano le señalen directamente para citarle.
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Habría sido de agradecer que el magistrado lo explique tanto a los imputados como al conjunto de la ciudadanía. Sea como fuere, el que ve cómo se estrecha el cerco es Torres. Con su investigación interminable lo único que hace es incrementar las sospechas sobre el banco. Y la táctica de defensa de echarle la culpa a Corrochano de actuar por su cuenta y riesgo tiene muy poca credibilidad.
Torres ha resistido hasta ahora la presión del BCE para que acabe de una vez la investigación interna por el daño reputacional que está haciendo al BBVA. Pero esta semana esta estrategia puede saltar por los aires con la declaración de Corrcohano -que lógicamente dirá que él cumplía órdenes de sus jefes- y, sobre todo, con la de Cano. Si este señala a FG, la suerte estará echada.