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SERGIO PEREZ - Archivo

Un gran país europeo ha vuelto a rescatar a un banco en apuros con dinero público. El culpable esta vez es Alemania y la entidad salvada es NordLB (un banco regional, parecido a nuestras antiguas cajas). E Italia estudia hacer lo mismo con la Banca Popolare de Bari. Un nuevo agravio comparativo para los accionistas y bonistas del Popular, sobre el que el Gobierno sigue sin decir ni pío.

Después del hundimiento de las cajas y de que España estuviera a punto de salirse del euro en 2012, la UE decidió quitar las competencias de supervisión al Banco de España (que pasaron al BCE) y elaborar una normas de resolución bancaria que evitaran futuros rescates de bancos con dinero público, por la injusticia que supone para el contribuyente y por el riesgo para las finanzas de los Estados.

Nosotros fuimos el primer país que aplicó escrupulosamente esta normativa con la precipitada (aunque en ningún caso inesperada) resolución del Banco Popular en junio de 2017. Ante la imposibilidad de una solución privada -en la subasta de Emilio Saracho, nadie ofreció un precio positivo-, la Junta Única de Resolución, el organismo creado para aplicar el nuevo sistema, obligó a accionistas y tenedores de deuda subordinada a asumir las pérdidas y así evitó el uso de dinero del contribuyente.

Todo sería perfecto salvo por uno detalle: que hemos sido los únicos en hacerlo así. En todos los casos posteriores de bancos inviables, los demás países los han rescatado con dinero público. A las dos semanas de la caída del Popular, Italia prefirió inyectar 5.000 millones de euros (que pueden llegar a 17.000) a Banca Popolare de Vicenza y Veneto Banca, una actuación muy sangrante por la proximidad temporal y que pretendía evitar las pérdidas a miles de pequeños bonistas. Luego vino el pequeño banco letón ABLV y ahora, el alemán NordLB. Una lista que puede engrosarse con el también italiano Banca Popolare di Bari, pendiente de las discrepancias en la coalición de Gobierno italiana sobre si debe rescatarlo el Estado o sus accionistas y bonistas.

LEGAL PERO ESCANDALOSO

Estos casos se acogen a las innumerables excepciones de la normativa que permiten a los Estados saltarse el procedimiento de resolución alegando prácticamente cualquier cosa. Es decir, son legales. Y España podría haber hecho lo mismo con el Popular si la prioridad del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, no hubiera sido evitar el uso de dinero público.

Pero es un auténtico escándalo que todo el mundo -menos nosotros- se salte a la torera una ley que se supone que debe ser obligatoria e igual para todos los países. Esta semana, el Financial Times ha publicado un durísimo editorial criticando este comportamiento, en el que asegura que las normas se han demostrado inadecuadas porque tienen demasiados resquicios, y porque unos países pueden irse de rositas y otros no.

NUESTRO GOBIERNO, CALLADO

"Así no es como se pretendía que se hicieran las cosas en el nuevo mundo de la unión bancaria", advierte EL FT. Y añade que, "cuando se llega a una situación crítica, los responsables del nuevo régimen han reculado ante la idea de forzar un rescate interno ('bail-in'). En vez de eso, han vuelto a la dañina práctica de hacer que los contribuyentes paguen ('bail-out') por los errores de loa banqueros y los inversores. Los políticos se están comportando como adictos incapaces de dejar su hábito".

Con todo, lo más grave, a su juicio, es el doble rasero entre países de la zona euro, con Alemania acusando ahora a Italia de no resolver los problemas de su banca... "cuando Alemania tiene los mismos esqueletos en el armario". Es evidente que el peor agravio es el de España con el Popular. Resultaría chocante que nuestro Gobierno pidiera ahora dar marcha atrás para poder rescatarlo con dinero público como hacen estos dos países. Pero no chirriaría que proteste por esta forma de ignorar olímpicamente la ley por parte de nuestros socios, y que exigiera a Bruselas que la impida y que obligue a estos países a imponer pérdidas a accionistas y bonistas. O jugamos todos o se rompe la baraja.

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