• Pero la fundación Unicaja no estaba dispuesta a bajar del 30% del capital en la fusión
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Unicaja y LiberbankEP - Archivo

La ruptura de las negociaciones de fusión entre Unicaja y Liberbank tiene detrás los elevados costes de reestructuración que debían acometerse para poder obtener sinergias, en especial en la entidad andaluza. A cambio de contribuir a ese esfuerzo, uno de los principales accionistas de Liberbank, el 'hedge fund' Oceanwood, exigía que Liberbank alcanzase el 45% del capital de la entidad fusionada, a lo que se negó la Fundación Bancaria Unicaja (la antigua caja de ahorros) porque no estaba dispuesta a bajar del 30% -lo que requería que Unicaja alcanzara el 60%-. Ante esta negativa, el fondo forzó ayer el fin de las conversaciones.

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Así lo aseguran fuentes cercanas a la negociación, que destacan que, aunque por activos la proporción sería en torno al 58% para Unicaja y el 42% para Liberbank, en número de empleados la proporción está mucho más desequilibrada: 66/33 a favor de la caja que preside Manuel Azuaga. Lo cual da una indicación de dónde debía provenir el grueso de los costes de reestructuración, que corresponden fundamentalmente a reducción de plantilla.

Un portavoz de Unicaja explica que "nosotros planteamos una ecuación 60/40 que es lo que reflejan los balances; incluso podríamos estar por encima de ese 60%. Y de ahí no nos hemos movido. La otra parte no lo ha aceptado y eso ha provocado la ruptura". Las fuentes consultadas explican que la negativa a bajar de ese 60% ha sido impuesta por la Fundación, que no estaba dispuesta a bajar del 30% en ningún caso. La antigua caja posee el 49,685% de Unicaja Banco.

El problema es que Oceanwood no aceptaba menos del 44%, siempre según las fuentes. A su juicio, el grueso de la reestructuración debía caer del lado de Unicaja, porque Liberbank ya hizo en su día una fuerte reducción de capacidad tras la compra de CCM (Caja Castilla-La Mancha), mientras que la entidad malagueña no ha acometido todavía el duro ajuste que exige la nueva realidad bancaria -la última entidad en rendirse a la evidencia ha sido CaixaBank, con 2.000 despidos-.

Y eso exigía una compensación para Liberbank en forma de mayor peso en la fusionada, según este fondo. Y es que el coste de esta reestructuración sería muy elevado: algunos medios han hablado de unos 2.500 despidos, y la citada operación de CaixaBank ha puesto el listón muy alto, con un coste de 440.000 euros por trabajador. Eso daría un total de más de 1.100 millones, un coste enorme para la fusión de Unicaja y Liberbank, que exigiría una ampliación de capital. De ahí la exigencia de Oceanwood.

A eso se suma que el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, había aceptado que la sede del nuevo banco estuviera en Málaga y no en Oviedo; ni siquiera en Madrid, como se situó la de otras fusiones transregionales como las antiguas BMN y Banca Cívica.

¿Y AHORA, QUÉ?

Una vez rotas las conversaciones, Unicaja no queda en una posición demasiado buena. Por un lado, sigue teniendo el problema de exceso de capacidad y de eficiencia que habría resuelto con la fusión. Por otro, la Fundación tendrá que desprenderse del 10% del capital para bajar su participación al 40% antes de noviembre, como informó Bolsamanía.

En cuanto a Liberbank, su situación de eficiencia es mejor, pero le falla el tamaño, que impide que continúe en solitario mucho más tiempo. Como también adelantó este medio, Abanca tenía pensado retomar su oferta fallida si se rompía la fusión con Unicaja. Pero tendrá que mejorarla y, sobre todo, cambiar las condiciones que impuso en febrero para que salga adelante.

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