- El 'mal endémico' que afectó a la compañía y que propició su caída está muy extendido en las empresas
¿Qué le pasó a Nokia? ¿Por qué, siendo líder en el mercado de la telefonía móvil, cedió su posición con la llegada de los smartphones? ¿Cuáles son las razones de su hundimiento? Estas son las preguntas más recurrentes cada vez que se habla de la firma nórdica, aunque pocas veces se habla de cuál fue la verdadera razón de la debacle de la compañía. Resulta que se vio afectada por un 'mal endémico' que afecta a muchas empresas, que podrían acabar como la empresa de telefonía si no corrigen estas prácticas.
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El espíritu emprendedor de la firma se vio enmascarado por las complicadas relaciones internas entre departamentos
Nokia fue líder mundial de la fabricación de teléfonos móviles y ostentaba una posición de privilegio, pero tras una serie de problemas se vio obligada a aliarse con Microsoft para sobrevivir y, finalmente, acabó absorbida por la empresa que fundó Bill Gates. Se ha hablado mucho al respecto de lo ocurrido, y se ha puesto el acento en el hecho de que la empresa se confió y no supo seguir innovando, pero esas no son las verdaderas razones de su debacle.
La compañía nórdica se vio afectada por la denominada 'esclerosis organizativa', que apenas suele tenerse en cuenta en los análisis sobre las causas del hundimiento de la firma pero que fue determinante para ella. Según recoge El Confidencial, lo ocurrido en Nokiaha sido analizado en el estudio 'Distributed Attention and Shared Emotions in the Innovation Process. How Nokia Lost the Smartphone Battle', que analiza el periodo comprendido entre 2005 y 2010 ante la puesta en marcha de diversos procesos de innovación.
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Lo que ocurrió, explica este estudio realizado por Quy Huy, profesor asociado de Estrategia en INSEAD, y por el profesor de la universidad de Aalto, Timo O. Vuory, es que el espíritu emprendedor de la firma se vio enmascarado por las complicadas relaciones internas entre departamentos. Había nuevos modelos de teléfono proyectados y nuevas iniciativas que poner en marcha, el escenario perfecto para el 'lucimiento' de los empleados. El problema es que se tomaron esta cuestión muy en serio y la sana competencia pasó a ser una competitividad de todos contra todos.
Cada área buscaba más recursos, más visibilidad y mayor proyección de quienes las dirigían, hasta el punto de que, según Quy Huy, "cada departamento se convirtió en un reino y cada directivo en un pequeño emperador". Todos estaban más preocupados por promocionarse que por el producto en el que estaban trabajando, una actitud que "se extendió como las malas hierbas en el jardín" provocando la debacle de la compañía.
Así lo reconoció Olli-Pekka Kallasvuo, exdirector general de la empresa, hace poco en una conferencia, en la que aseguró que pese al prometedor futuro que tenía por delante Nokia acabó por hundirse porque los directivos ignoraron el clima emocional que reinaba en la firma entre los empleados.
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¿QUÉ PASÓ?
Ante las presiones del propio mercado y de los accionistas, la directiva optó por el camino fácil: asegurar que Nokia era una compañía grande y que seguiría haciendo grandes cosas. Y los mandos intermedios, al ver que no había insistencia de la directiva con los objetivos a largo plazo, optó por ir cumpliendo con las acciones marcadas a corto plazo, sin preocuparse aquellas que era necesario desarrollar para garantizar la supervivencia de la compañía.
Todos querían sobresalir por encima de los demás, y la directiva sólo quería oír buenas noticias, por lo que los problemas quedaron relegados a un lado. Es por ello que cuando la empresa se encontró con lo que estaba preparando la competencia ya era demasiado tarde.
La directiva optó por el camino fácil: asegurar que Nokia era una compañía grande y que seguiría haciendo grandes cosas
Se encontró de frente con el sistema Android de Google, y pese a sus intentos por dar impulso a Symbian no logró hacer frente a la situación. Los departamentos seguían dando sólo buenas noticias, retroalimentando esta 'espiral del mal', que provocó que la compañía fuese vendida a Microsoft el pasado año.
Según Huy, hay que sacar una enseñanza clara de la experiencia de Nokia: "Para evitar que las cosas se deterioren es necesario mantener una cultura de la honestidad, la humildad y la cooperación dentro de la organización".
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