francisco reynés (presidente naturgy)
Francisco Reynés, presidente Naturgy.Alberto Sánchez

De poner fin a un pleito de forma amistosa a tener que volver a mirar a la mesa de negociaciones. Hace sólo dos meses, Naturgy anunció un acuerdo que acababa con una disputa que arrastraba desde hace años por UFG (Unión Fenosa Gas), una sociedad participada al 50% por Naturgy y por el grupo italiano ENI. Una disputa entre las compañías y Egipto, que ha conllevado arbitrajes internacionales y que en febrero daba por terminada a cambio de recibir 600 millones de dólares (cerca de 550 millones de euros) y diversos activos.

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El pleito viene de lejos. En 2014, la empresa pública Egyptian Natural Gas Holding (EGAS) dejó de suministrar gas a UFG; y dejó de pagar el canon de uso de la planta de licuefacción de Damietta. Según explica Naturgy en su última memoria, esta situación provocó “diversas reclamaciones en sede arbitral (Madrid, El Cairo y CIADI, este último con sede en Washington) contra dicho suministrador, que solicitó la nulidad del contrato, y contra la República Árabe de Egipto”.

LAUDOS EN MARCHA

Unos laudos que han ido aclarándose. Así, en diciembre de 2017 finalizó el arbitraje contra EGAS en El Cairo, que confirmó la posición de UFG sobre el incumplimiento de las obligaciones. Y, en agosto de 2018, el CIADI dictó en contra de Egipto y condenó al país a pagar algo más de 2.000 millones de dólares. Laudo que está en proceso de ejecución y del que el 50% corresponde a la empresa española. De esta forma, al cierre de 2019, a Naturgy sólo le quedaba pendiente de resolución el arbitraje con sede en Madrid.

A pesar de que los arbitrajes han ido dando la razón a Naturgy, la compañía decidió apostar por el acuerdo amistoso y, a finales de febrero, acordó poner fin a la disputa y reducir su exposición a Egipto. En concreto, pactó resolver la situación y recibir un pago neto de 600 millones de dólares, así como diversos activos.

Naturgy explicó, tras cerrar el acuerdo en febrero, que así lograba “reducir gradualmente la exposición de la compañía a contratos de suministro de gas, y resuelve una situación compleja que se había prolongado desde 2012, consumiendo tiempo y recursos significativos”, según indicó a la CNMV. Así, reducía “el riesgo de su posicionamiento de negocio, con el objetivo de asignar su capital y recursos a aquellos negocios que maximizan la creación de valor a largo plazo”.

Una transacción que preveía ejecutar en la primera mitad de 2020, siempre que se cumplieran las condiciones pactadas. Y no se han cumplido, entre otros motivos porque el Covid-19 ha impedido a los técnicos viajar a la planta de Dammieta.

Ahora, tras romper este acuerdo, vuelve a estar activo el escenario de los laudos. Naturgy explica que la ruptura del acuerdo con Egipto “no tendrá ningún impacto en la política de remuneración al accionista, ni en su posición de liquidez que se ha reforzado desde principios de este año”. Un refuerzo que ha llegado a través de las últimas emisiones de deuda realizadas, la última este mismo mes, bonos por importe de 1.000 millones de euros.

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