- Estos datos tienen un impacto importante en el mercado laboral y en la brecha existente entre hombres y mujeres
- Los expertos proponen una serie de acciones para conseguir avanzar hacia la corresponsabilidad en el reparto de tareas del hogar
La conciliación laboral, esa etiqueta que alude al modo de compatibilizar el trabajo y la vida familiar, sigue siendo una cuestión pendiente en España. Lograr una carrera profesional ambiciosa y a la vez una vida familiar plena parece en muchos casos irreconciliable, sobre todo en el caso de la mujer, en quien sigue recayendo mayoritariamente la responsabilidad del hogar.
Esta semana se conocía un dato revelador. De acuerdo al estudio 'Somos equipo' sobre conciliación elaborado por la asociación 'Yo no renuncio' (creada por el Club de Malasmadres), el 58% de las mujeres entre 25 y 45 años con hijos a cargo renunció de forma parcial o total a su carrera profesional cuando fueron madres, un porcentaje que se limita al 6% en el caso de los hombres.
El 58% de las mujeres renunció de forma parcial o total a su carrera profesional cuando fueron madres, un porcentaje que se limita al 6% en el caso de los hombres
Según este informe, cuyas conclusiones fueron extraídas a partir de una encuesta 'online' a un total de 24.006 personas en este rango de edad, el 58% de las madres solicitó una excedencia o una reducción de jornada o bien dejó el trabajo, decisiones que solo asumió el 6% de los padres. Además, el 51% de las mujeres sin hijos reconoce que deberán asumir una renuncia parecida si son madres, opinión que solo comparte el 11% de los hombres. Se deduce entonces que un grupo mayoritario de mujeres renuncia a su carrera profesional antes incluso de ser madres.
Por si fuera poco, el reparto de las tareas del hogar sigue siendo desigual y la corresponsabilidad todavía está lejos de ser alcanzada, según este estudio. Así, el 48% de las mujeres declara ser la principal responsable de las tareas domésticas, algo que solo afirma un 10% de los hombres. Ellos se ocupan de gestionar las cuentas de la casa (36%), de cocinar (29,9%), de hacer la compra (28%) y de bañar a los niños (24%). Mientras que ellas son responsables principales de atender los requerimientos escolares de los hijos en un 72,73% de los casos, realizar su seguimiento médico (70%), poner lavadoras (65%) y realizar la lista de la compra (59%).
Y es que, según el informe, aunque en los últimos años haya aumentado la participación de los hombres en las labores del hogar, esos cambios no se producen al mismo ritmo que la participación de la mujer en el trabajo productivo.
Para María José Martín Rodrigo, profesora del Departamento de Gestión empresarial en Comillas ICADE, a pesar de que comienza a existir una conciencia socio-política-cultural en el ámbito comunitario que aboga por lograr la igualdad entre hombres y mujeres, “las nuevas estructuras familiares y las nuevas tensiones entre la persona y el trabajo en una situación económica crítica como la que estamos viviendo, no han hecho más que poner en evidencia y endurecer esta flagrante desigualdad de géneros que, por otro lado, se presenta como una de las más difíciles de vencer”, asegura.
Adicionalmente, Ángeles Tejada, directora general PublicAffairs de Randstad, avala estos datos y considera que hay que conseguir que “las tareas familiares no sean el impedimento para el desarrollo profesional y para ello es imprescindible el reparto de responsabilidades”, añade.
IMPACTO EN EL MERCADO LABORAL
Hay que conseguir que “las tareas familiares no sean el impedimento para el desarrollo profesional y para ello es imprescindible el reparto de responsabilidades”
Consecuentemente, estos datos tienen un peso importante en el mercado laboral y en la brecha existente entre hombres y mujeres. De hecho, según se desprende de la encuesta de estructura salarial publicada a finales de octubre por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el sueldo medio anual de las mujeres en 2014 fue de 19.744,82 euros por los 25.727,24 euros del hombre. Es decir, el salario promedio anual femenino representó el 76,7% del masculino.
Asimismo, el estudio 'Diferencias salariales y cuota de presencia femenina' elaborado por la consultora ICSA Grupo con la colaboración de EADA Business School, corrobora esta tendencia y señala que solo un 11,8% de los directivos españoles eran mujeres en 2015 y cobraban por ello un 17% menos que los hombres.
Diego Barceló, investigador de Adecco, asegura que la brecha salarial que muestran las estadísticas “se explica porque las mujeres trabajan, en promedio, menos horas, ya que hay más mujeres que hombres trabajando a tiempo parcial”, argumenta. Nieves Carmona, profesora de economía de la Universidad Francisco de Vitoria, coincide con esta visión. “Suelen ser las mujeres quienes en su mayoría renuncian a una jornada de trabajo completa para poder dedicarle tiempo a la familia y buscar una conciliación que ni las empresas ni el estado favorecen”, esclarece.
Por su parte, María José Martín subraya que las mujeres que, además de seguir asumiendo los tradicionales roles sociales asociados a su condición femenina, participan en el mercado laboral “dan origen al fenómeno denominado la doble jornada laboral, lo que supone un claro límite de acceso al empleo o conlleva la realización de los trabajos residuales o más precarios”.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
Para evitar las desigualdades y reducir estos porcentajes tan drásticos con respecto a la responsabilidad del hogar, los expertos -y desde el propio estudio 'Somos equipo'- proponen una serie de acciones para avanzar hacia la corresponsabilidad en el reparto de tareas del hogar y que la conciliación se convierta en una realidad.
Entre ellas, el estudio sociológico sobre conciliación reclama más educación como el principal paraguas donde se encuentren el resto de acciones. “Y para ello se necesita implicar a los demás actores sociales: familia, estado y empresas”, recoge el informe.
Entre otras cosas se propone cambiar los permisos de paternidad para que estos sean más largos y se parezcan al de la mujer
Además, propone cambiar los permisos de paternidad para que estos sean más largos y se parezcan al de la mujer. “Eso involucraría más a los padres y concienciaría a las empresas, pues les daría igual contratar a hombres que a mujeres”, asegura. Asimismo, subraya que es necesaria la flexibilidad horaria para que hombres y mujeres compaginen el uso de su tiempo.
Asimismo, desde ICADE, María José Martín aboga por la flexibilidad como un nuevo modo de hacer una praxis buena y eficaz que no sólo resuelva estas tensiones, sino que contribuya a prevenirlas. “Sólo desde la flexibilidad es posible transformar las formas de organización del trabajo, para que hombres y mujeres puedan hacer frente a sus responsabilidades profesionales y familiares, en las mejores condiciones posibles”, argumenta. Y advierte: “Es pertinente reivindicar la urgente necesidad de abordar las políticas de conciliación de un modo reflexivo y holístico”.
Las mismas acciones comparten desde Randstad, donde además aseguran que “si no progresan las mujeres y ocupan cargos directivos, perderemos talento, y nuestra sociedad está escasa de talento en todos los ámbitos" Y concluyen: "La sociedad es diversa y lo lógico es que puedan tenerse en cuenta las personas por sus valores, capacidades, no el sexo a que pertenece”, concluyen.