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Archivo - Foto de archivo de una gasolinera de Repsol ubicada en Madrid, en Madrid (España), a 25 de marzo de 2020.Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo
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Moody's ha elevado la calificación de emisor a largo plazo de Repsol a 'Baa1' desde 'Baa2' y mantiene su perspectiva 'estable'. "La subida refleja la rentabilidad mejorada de su cartera upstream y el uso de un fuerte flujo de caja generado durante un entorno de precios altos para pagar la deuda, en combinación con el historial de la empresa de mantener el compromiso de defender una estructura de capital sólida", ha afirmado Janko Lukac, vicepresidente y analista senior de Moody's

Moody's espera que los ciclos de la industria sigan influyendo en Repsol y que la rentabilidad y el flujo de caja sean menos sólidos en el punto máximo del ciclo y peores en el punto mínimo "debido a las iniciativas globales para limitar los impactos adversos del cambio climático". Sin embargo, desde la agencia de calificación, han señalado que este cambio ocurrirá durante décadas, y la base de activos upstream de menor coste de Repsol y la carga de deuda reducida "le brindan una mayor flexibilidad para administrar la futura volatilidad de los precios y el riesgo de transición energética".

Los sólidos resultados operativos de Repsol, unidos a la generación de caja, ha facilitado el pago de la deuda bruta de la compañía en unos 2.000 millones de euros desde 2019, lo que provocado una mejora en las métricas crediticias de Repsol hasta el 132% RCF/deuda neta, "muy por encima de nuestras expectativas (máximo 30)", ha indicado desde Moody's.

En este sentido, la agencia espera que Repsol utilice su efectivo y equivalentes de efectivo de alrededor de 9.700 millones de euros y el pago inicial de 2.400 millones de dólares de la transacción upstream a principios de 2023 "para acelerar las inversiones para transformar su perfil comercial". Moody's también anticipa un aumento en las distribuciones a los accionistas (en línea con su guía de distribuir 25-30% del efectivo de las operaciones), pero "Repsol mantendrá una estructura de capital conservadora en línea con la calificación Baa1".

Asimismo, desde la agencia estiman que Repsol continúe manteniendo fuertes ratios de crédito "por encima del 35% RCF/deuda neta con una generación de flujo de caja libre negativa moderada de alrededor de 1.500 millones de euros a finales de 2023", incluso en un escenario a la baja.

Con respecto a la liquidez de Repsol, apuntan que es "excelente, con 9.700 millones de euros en efectivo y equivalentes en el balance y acceso a líneas comprometidas de 2.700 millones de euros que, en combinación con el pago inicial de 2,4 dólares de la transacción upstream, financiará fácilmente el FCF moderadamente negativo esperado en 2023 y potencialmente también en 2024".

Las consideraciones ambientales, sociales y de gobierno también han sido un factor impulsor de la asignación de calificación, en la que Moody's ha tenido en cuenta la aceleración de las inversiones de Repsol en negocios bajos en carbono y el aumento de la opción de la compañía para salir potencialmente del negocio upstream con la venta de una participación del 25% en esta división".

La perspectiva estable refleja las expectativas de que las métricas crediticias de Repsol se mantengan cómodamente en línea con las expectativas para la categoría de calificación Baa1. Del mismo modo incorpora la expectativa de Moody's de que "la fuerte generación de flujo de efectivo operativo en medio de una variedad de escenarios de precios del petróleo en combinación con saldos de efectivo muy altos financiará el aumento de la remuneración de los accionistas y las inversiones para acelerar la transformación de la cartera en un negocio bajo en carbono", ha concluido la agencia.

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