DIA y sus accionistas se la jugaron a la ruleta rusa y han perdido. El inversor Mijail Fridman, dueño del 30% de la empresa, ha lanzado una opa a 0,67 euros para hacerse con todo el capital. Si lo consigue, pondrá 500 millones en una ampliación de capital imprescindible para que la cadena evite la quiebra. Porque ese es el problema: DIA perdió 352 millones en 2018, así que, sin nuevos recursos, está condenada.

La opa de Fridman ha sentado fatal al consejo de DIA, que ha reaccionado negociando con los bancos un aplazamiento de la deuda hasta 2023 y anunciando 2.100 despidos para cortar costes. Favor que le hacen al ruso: si se compra la empresa, ya tiene el trabajo hecho.

¿Y los accionistas? Los minoritarios han puesto el grito en el cielo por el bajo precio ofrecido: muchos compraron en 4, 5, 6 y hasta 7 euros, y la opa les supone grandes pérdidas. Pero es que la cotización no va a volver a esos niveles en una generación, si es que vuelve alguna vez. Y no acudir a la opa supone comerse una macroampliación de capital: si fracasa Fridman, la hará el consejo de todas formas. Eso tumbará el precio a 0,10 o incluso por debajo. Aceptar pérdidas es lo más duro de invertir, pero no hay más remedio. Cuando uno se entra en juegos peligrosos, se arriesga a que le toque la bala.

Esta semana, en Money Talks: la ruleta rusa de DIA.

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