A principios de 2024, el optimismo con respecto a las bajadas de tipos por parte de los bancos centrales hacía prever que las infraestructuras iban a iniciar su recuperación. Pero a medida que estas expectativas se iban enfriando, y los recortes de tasas se retrasaban más de lo esperado, esta clase de activos ha permanecido en modo defensivo. ¿Hasta ahora? ¿Qué esperar de cara al segundo semestre del año?
"Se espera que la inflación y los tipos de interés desciendan, lo que debería provocar un alivio para los costes de las infraestructuras, pero al mismo tiempo es probable que la subida de la inflación reduzca los beneficios", señalan en DWS.
A corto plazo, el impacto de este panorama macro es significativo para el mercado de las infraestructuras, dado el impulso a los beneficios que el entorno inflacionista ha provocado en algunos activos, mientras que los tipos de interés más altos han aumentado los costes del servicio de la deuda y de los gastos de capital (capex).
"De forma significativa, un entorno de tipos más bajos debería contribuir a que se produzcan más transacciones en el mercado, ya que tanto compradores como vendedores consideran que el mercado y los activos han tenido en cuenta la subida de los tipos y se han ajustado a ella", añaden los expertos de la firma.
A nivel económico, en DWS prevén que el crecimiento en Europa se acelere, pero la combinación de unos tipos que siguen siendo elevados y unas condiciones económicas exteriores débiles, con la ralentización de las economías china y estadounidense, podría limitar el avance de la región a niveles poco destacables.
Y una vez más, este escenario será importante para el rendimiento de la clase de activos de infraestructuras. "Aunque todos los activos deberían tener protección frente a las caídas, los activos comerciales que se han beneficiado de una mayor inflación en los últimos años estarán ahora más expuestos al entorno de crecimiento lento, sin el beneficio de unos niveles elevados de generación de efectivo", indican en la gestora.
Asimismo, indican que "los negocios contratados y regulados con perfiles de demanda más seguros deberían presentar perfiles de rentabilidad más sólidos, en un entorno de demanda débil, aunque observamos que sigue habiendo presión sobre los activos regulados por parte de los reguladores con respecto a las presiones del coste de la vida y los periodos de revisión regulatoria".
A pesar de todo, queda por ver cómo evolucionará el panorama económico a largo plazo.
"Desde una perspectiva inflacionista, las principales tendencias temáticas de inversión, como la demografía, la digitalización, la desglobalización y la descarbonización, podrían mantener elevados los niveles de gasto. Sin embargo, el desconocido impacto en la productividad de las mayores eficiencias derivadas del uso de la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías podría ser desinflacionista", subrayan en DWS.
PERSPECTIVAS DE INVERSIÓN
En medio de este contexto económico, en la gestora ven valor en el mercado europeo para las infraestructuras dado el "potencial de diversificación" y un "entorno regulatorio sólido". Aunque advierten que los inversores siguen manteniendo el foco en los riesgos políticos.
"En junio y julio se han celebrado numerosas elecciones en toda Europa, lo que ha dado lugar a cambios, por ejemplo, en el Reino Unido y Francia. Si bien habrá nuevos gobiernos, seguimos siendo fundamentalmente positivos en el mercado europeo de infraestructura debido a la fortaleza generalizada de la base política para la infraestructura", subrayan.
En este sentido, el Parlamento Europeo es esencial. Si bien su composición ha cambiado tras las elecciones de junio, los impulsores políticos clave, con Ursula von der Leyen a la cabeza, siguen ocupando su lugar para impulsar una agenda política centrada en facilitar la inversión de capital privado en áreas como la transición energética y la independencia económica europea.
"El consenso en el mercado europeo sobre la necesidad de seguridad energética y capacidades digitales ayuda a garantizar que el entorno político siga siendo favorable y siga evolucionando para abordar las necesidades de los inversores en el futuro", comentan en DWS.
En cambio, el riesgo político es mayor en otros mercados, como el de EEUU, donde las presidenciales de noviembre pueden provocar una "perturbación" en la formulación de políticas en áreas como la transición energética.
"Si bien consideramos poco probable que un cambio de administración suponga cambios significativos o una reversión de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), la formación de nuevas políticas en ese espacio –como el apoyo a la demanda para sectores donde la IRA se ha centrado en estimular la oferta– es menos probable. Es más probable que esa formulación de políticas se centre en sectores energéticos más tradicionales", aseveran estos analistas.
EL AUGE DE LOS CENTROS DE DATOS
En medio de un riesgo político elevado y un mercado de transacciones que sigue siendo moderado, los centros de datos siguen siendo un sector de infraestructura que atrae un importante interés de los inversores y que ha sido más resistente desde una perspectiva de valoraciones en relación con otros activos digitales.
"La diferencia entre los escenarios de mercado conservadores, básicos y optimistas para el crecimiento futuro de la capacidad de los centros de datos es amplia, pero ciertamente la demanda de capacidad aumentará y esperamos que tres tendencias clave impulsen el desarrollo del mercado: la digitalización de la nube, la soberanía y las limitaciones de los recursos", concluyen en DWS.