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Los '7 Magníficos' de Wall Street, como se conoce al grupo de empresas formado por Alphabet, Amazon, Apple, Meta Platforms, Microsoft, Nvidia y Tesla; han acumulado gran parte de las ganancias en Wall Street del último año y medio, aunque su situación parce haber cambiado en las últimas jornadas, después de que perdieran 1,1 billones de dólares en capitalización bursátil en los últimos seis días de negociación en EEUU.

El director de inversiones de AJ Bell, Russ Mould, recuerda que esta caída en la valoración bursátil de las firmas se produce en el inicio de la temporada de resultados del primer trimestre del año, en la que los inversores "buscarán tranquilidad" sobre las perspectivas a futuro de este grupo de compañías.

"Los débiles datos de ventas de iPhone, las malas cifras de entrega de Tesla y el rechazo regulatorio en la UE y EEUU pueden estar pesando sobre la confianza, pero tampoco se puede subestimar el impacto de la visión de los mercados sobre la dirección de los tipos de interés", agrega.

Sobre los motivos que han generado esta caída en bolsa de las grandes compañías tecnológicas de EEUU, Mould comenta que "la cuestión puede no ser por qué los precios de las acciones están cayendo, sino por qué se negocian a niveles y valoraciones tan elevados en primer lugar". Así, considera que buscar el origen de las pérdidas en bolsa "no es muy importante, porque es propio de la naturaleza de un auge especulativo que casi cualquier cosa pueda colapsarlo".

"Igualmente, puede ser simplemente eso -una bolsa de aire- y un sólido conjunto de cifras trimestrales puede ofrecer la tranquilidad necesaria, aunque los sólidos resultados del primer trimestre de Netflix hicieron poco para respaldar el precio de sus acciones la semana pasada", detalla.

Cabe recordar que Netflix fue el primero de los '7 Magníficos' en confesarse ante el mercado la semana pasada, y el resultado no fue bueno para sus acciones, que se dejaron un 9,09% en la sesión posterior a las cuentas a pesar de haber superado las estimaciones con sus cifras, ya que sus previsiones de ingresos (9.491 millones) y beneficios (2.063 millones) para el próximo trimestre con convencieron al mercado.

LA IMPORTANCIA DEL CICLO ECONÓMICO

Este analista también pone el foco en la situación de la economía estadounidense, puesto que si esta se desacelera, "las acciones podrían tener problemas en el futuro", aunque esta no parece ser la situación actual.

"Dada la cantidad de estímulo fiscal que se está aplicando, eso no parece tan probable por ahora, casi independientemente de quién gane las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre. Por lo tanto, el problema en cuestión podría ser la inflación, especialmente porque la administración Biden está en camino de agregar 7 billones de dólares a la deuda nacional de Estados Unidos durante su mandato de cuatro años (y el déficit total sólo alcanzó ese nivel por primera vez en 2003)", agrega.

Sin embargo, "esto no significa que se acabó el juego alcista del mercado de valores", si bien "podría significar un entorno más difícil para los bonos y las acciones representativas de bonos que ofrecen rendimiento, como los servicios públicos y los bienes de consumo básico".

También podría significar "un entorno más difícil para los sectores de larga duración como el tecnológico y el biotecnológico", lo que "puede ayudar a explicar por qué la valoración de mercado de los 'Siete Magníficos' ha caído repentinamente (incluso si la caída del 8% en seis días significa que todavía tienen una valoración combinada de 12,9 billones de dólares, o el 31% del S&P 500)".

Al mismo tiempo, esta situación "podría significar un entorno más interesante para las empresas con poder de fijación de precios y también para las materias primas, si los inversores repiten la estrategia de los años 1970 de mirar a los 'activos duros' como una reserva de valor en relación con los de papel".

¿QUÉ SUCEDERÁ CON LA ECONOMÍA?

Para predecir el futuro de la economía estadounidense, Mould recomienda fijarse en las señales que mandan los distintos tipos de activos, aunque en los últimos años han dejado mensajes contradictorios, ya que "el mercado de bonos, a través de la llamada curva de rendimiento invertida, ha estado prediciendo una recesión", mientras que "el mercado de valores ha descontado un enfriamiento de la inflación, un suave aterrizaje económico y un giro hacia los recortes de las tasas de interés por parte de los bancos centrales".

"Normalmente, los rendimientos de los bonos a largo plazo son más altos que los de los títulos a corto plazo. Esto se debe simplemente a que los prestamistas (o compradores de bonos) exigen un mayor rendimiento para compensar el mayor margen de que algo salga mal durante el tiempo adicional, como cambios en las tasas de interés, mayor inflación o, en el peor de los casos, un incumplimiento por parte del emisor (o prestatario)", explica.

En estos momentos, la curva de rendimiento estadounidense está invertida, lo que indica "que las tasas a largo plazo son más bajas que las de corto plazo".

"Esto significa que los mercados piensan que los recortes de las tasas de interés se producen en respuesta a una desaceleración o recesión. Se puede obtener una versión abreviada de esto comparando simplemente el rendimiento de los bonos gubernamentales a dos y diez años", concluye.

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