La Comunidad de Madrid reclama a OHL 356 millones de euros por los "daños y perjuicios" que ha causado la paralización de las obras del tren de Navalcarnero. Según calcula la Consejería de Transportes, esta cantidad se debe a las pérdidas de los beneficios esperados que causó la no ejecución de esta línea. Las acciones de OHL caen más de un 2% en la sesión de este lunes.
La compañía concesionaria de las obras, perteneciente al grupo OHL, recibió la notificación el pasado 25 de octubre, según una información publicada este lunes por El Mundo. Se trata de Cemonasa, que además se encuentra actualmente en fase de liquidación tras entrar en concurso de acreedores en 2017.
Tal como han asegurado fuentes de la compañía al periódico, esta resolución será recurrida "defendiendo su absoluta improcedencia", a la vez que anuncian que llegarán "a las más altas instancias judiciales en el caso de ser necesario porque el contrato se encuentra previamente resuelto sin posibilidad de exigencias de daños y perjuicios".
La compañía asegura que "el contrato se encuentra previamente resuelto sin posibilidad de exigencias de daños y perjuicios"
De los 356 millones exigidos, prácticamente el 80% corresponde a lo que técnicamente se conoce como lucro cesante, es decir, a lo que la Comunidad de Madrid calcula que se ha perdido por la no ejecución de esta obra. Unos beneficios esperados tanto a los 9,7 millones de viajeros anuales que se estimaba que harían uso de esta línea de tren como al Gobierno regional por los impuestos que dejó de recaudar por el IVA de los billetes y el IRPF de los trabajadores.
Las obras comenzaron a realizarse hace una década y estaba previsto que se culminaran en un plazo de 30 meses. Su inauguración se esperaba para antes de 2011. Pero en 2010, cuando las obras se encontraban al 30%, la empresa concesionaria paró los trabajos asegurando que se debía, entre otras cosas, a la no aportación de 50 millones de euros por parte del Gobierno madrileño.
Esta infraestructura, adjudicada a OHL por el Ejecutivo de Esperanza Aguirre, suponía la construcción y explotación de una línea de tren entre Móstoles y Navalcarnero. Presupuestada en 362 millones de euros y con un trazado de 14,8 kilómetros de vías y siete estaciones, iba a permitir a los usuarios llegar a Atocha en 40 minutos. La nueva infraestructura.