- Donald Trump podría poner en marcha una regulación más laxa para favorecer a las productoras de crudo de esquisto
- El mercado continúa especulando con la supuesta 'guerra' que existe entre la OPEP y las productoras estadounidenses
"Brutal". Así definía el presidente de Repsol, Antonio Brufau, el impacto del 'fracking' en el sector y en la propia compañía cuando se le preguntaba al respecto hace justamente un año. Contrario a las intervenciones de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) para tratar de controlar el precio del crudo, la flexibilidad que permite el 'fracking' se adapta a la visión de Brufau de un mercado en el que sean la oferta y la demanda quienes marquen el paso.
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Esta técnica de extracción, que la petrolera cataloga como "no convencional", sigue generando polémica. En su informe anual de 2015, Repsol reconocía que había incrementado su actividad en hidrocarburos "no convencionales" y que, desde el punto de vista medioambiental, las autoridades podrían aprobar nuevas normativas, "con el consiguiente impacto en la compañía". La buena e inesperada noticia con la que se ha encontrado la petrolera este año ha llegado de la mano de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos, que ya en 2012 publicó un tuit en el que escribía que "el fracking conducirá a la independencia energética de Estados Unidos", prometió en el transcurso de su campaña que eliminaría restricciones en el desarrollo energético, incluyendo las que afectan a los yacimientos de gas en capas de esquisto, cuya extracción requiere la técnico de la fractura hidráulica o 'fracking'.
La buena e inesperada noticia con la que se ha encontrado la petrolera este año ha llegado de la mano de Donald Trump y sus promesas de una regulación más laxa para el fracking
Repsol tiene presencia en Estados Unidos desde hace más de una década con una producción aproximada de 124.000 barriles al día y unas reservas de 371,1 millones de barriles. Estas cifras representan un 18% y un 16% del total del grupo, respectivamente. Marcellus (en Pennsylvania y Nueva York), Eagle Ford (en Texas) y MidContinent (entre Kansas y Oklahoma) emplean técnicas de extracción "no convencionales", entre las que se incluye el fracking, por lo que una postura de Trump partidaria de este tipo de procedimientos, a priori, es una buena noticia para los intereses de la petrolera. "Todo lo que suponga favorecer el desarrollo de hidrocarburos no convencionales, crudo y gas, será positivo para Repsol", apunta Álvaro Navarro, analista de Intermoney Valores, quien subraya el ahorro de costes que permite esta tecnología a la petrolera.
DEMASIADOS CONDICIONANTES
Pero, para que Repsol o cualquier petrolera que utiliza la técnica del fracking noten en alguna medida los beneficios de esa regulación más laxa que ha prometido Trump, primero tienen que materializarse esas promesas. "Habrá que ver si hace lo que dice, porque tiene demasiado encima de la mesa", precisa Natalia Aguirre, experta de Renta 4. Además, la 'moneda del fracking' tiene una cara y una cruz, y la cruz sería el impacto que un eventual incremento de la extracción mediante estas técnicas tendría sobre el precio del crudo. "Tiene un lado positivo y otro negativo", apunta Aguirre, y añade: "Las extracciones mediante técnicas no convencionales son mucho más fáciles de poner en marcha y se han vuelto a activar muchos pozos con la subida de precios del crudo". El riesgo, por tanto, es que vuelva a sobrar demasiado petróleo y que esa consecuencia repercuta en su cotización.
La contrapartida de las facilidades de Trump vendría de la mano de un incremento de la producción de las compañías de crudo de esquisto que podría presionar los precios del petróleo
Desde comienzos de año, probablemente debido al triunfo de Trump y a sus promesas para favorecer el sector, pero también aprovechando que la OPEP empezaba a implementar su acuerdo para recortar la producción en 1,2 millones de barriles al día, el petróleo ha cobrado un renovado protagonismo... y también el fracking. La idea de que el incremento o estabilización del precio del crudo que, teóricamente, trata de favorecer el cártel, se verá neutralizado por el aumento de la producción de las compañías de petróleo esquisto estadounidenses se repite, aunque la realidad siempre es mucho más compleja al hablar del petróleo. "Hay que relativizar este impacto (del fracking en el precio del crudo). La producción mediante esta técnica no va a desbocar la oferta de crudo a escala mundial", matiza Javier Esteban, experto de Banco Sabadell.
El director de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), Fatih Birol, advirtió a principios de año de que la producción de petróleo de esquisto estadounidense "aumentará con fuerza", y la consultora WoodMac espera que crezca a un ritmo de 300.000 barriles al día en 2017, hasta los 4 millones de barriles. Michael Wittner, director en el área de investigación petrolera de Société Générale, explicaba en CNBC esta semana que, de momento, los recortes de la OPEP parecen moverse en torno a un millón de barriles diarios, mientras que la recuperación de pozos de esquisto en Estados Unidos no genera un millón de barriles diarios, "son 200.000, 300.000 y quizás alcancen los 500.000 en el cuarto trimestre".
La clave sigue estando en evitar un mercado sobreabastecido que provoque una caída de los precios, para lo cual la demanda desempeña también un papel clave. Un reciente informe de Reuters situaba la demanda de China en su ritmo más lento en casi tres años, mientras que la OPEP prevé que la demanda mundial de petróleo crecerá en 1,16 millones de barriles al día en 2017, hasta un promedio de 95,60 millones de barriles frente a los 94,44 millones de barriles de 2016. En este punto, tal y como recalca Navarro, habrá que seguir de cerca la evolución de la economía, que continuará siendo clave para determinar la fortaleza de la demanda.
DEBILIDAD EN 'DOWNSTREAM'
Repsol publicará sus cuentas de 2016 el próximo 23 de febrero y el consenso de FactSet espera un beneficio de 1.516 millones de euros frente a las pérdidas de 1.227 millones de 2015. La petrolera realizó en 2015 una provisión contable extraordinaria de 2.957 millones ante un contexto de bajos precios del crudo que también le llevó a recortar su dividendo un 20%.
El consenso de FactSet espera que Repsol publique un beneficio de 2016 de 1.532 millones de euros
Para este año el panorama ha cambiado porque Repsol "ha hecho una gestión muy buena de la crisis", señala Natalia Aguirre. "Ha ajustado costes, reducido su inversión en capital (Capex), protegido su caja y reducido dividendo. Pinta bien de cara a resultados", añade Aguirre.
El descenso de la deuda continuará siendo un elemento fundamental. La agencia Moody's prevé una mejora del perfil crediticio de la petrolera a lo largo de 2017 fundamentada, precisamente, en la reducción de la deuda, el incremento de las ganancias y la recuperación en los precios del crudo. Moody's advierte de que la perspectiva de 'rating' de la empresa quedará condicionada por las ganancias de su división internacional de 'Upstream' (explotación y producción) y por las progresivas reducciones de costes. "Repsol ha convertido la reducción de deuda en una estrategia prioritaria y se ha comprometido a acometer desinversiones por 6.200 millones de euros para permitir su desapalancamiento", explica la agencia.
En el área de 'Dowstream' (refino), por su parte, los expertos prevén cierta debilidad. "Los resultados de Downstream serán inferiores debido al descenso de los márgenes de refino", señalan desde Intermoney, mientras que Banco Sabadell ha rebajado su beneficio por acción ajustado de 2016 en un 17% por la debilidad del 'Dowstream' en diciembre del año pasado.
Por el momento los títulos de Repsol aguantan en positivo en 2017. Avanzan un 0,6%, hasta niveles de 13,5 euros. Y, según el consenso de mercado recogido por FactSet, tiene margen para subir más. El consenso le otorga un precio objetivo de 13,99 euros. En cuanto a las recomendaciones, el 36% de los analistas que cubre a Repsol aconseja comprar sus acciones, frente al 14% que se inclina por venderlas.