La elección de un extremista como Quim Torra como presidente de la Generalitat ha devuelto la inquietud al empresariado catalán ante la próxima retirada del artículo 155. Su hoja de ruta independentista puede provocar una nueva oleada de cambios de sede social de compañías fuera de Cataluña, aunque el empresariado confía en que el Gobierno impida una nueva crisis como la de octubre.
En principio, las empresas con sede en Cataluña mantenían este lunes la tranquilidad puesto que consideraban que la elección de Torra no cambia el escenario en que se movían. Pero sí reconocían que "si se ve comprometida la situación económica, el consejo de administración de la compañía tomará las medidas oportunas", en palabras de Grifols, una de las pocas grandes empresas que mantienen su sede en la región.
El problema es que la situación sí ha cambiado. Moncloa se comprometió a levantar el artículo 155 de la Constitución cuando hubiera un Gobierno en Cataluña, cosa que ya ha ocurrido. Pero el nuevo presidente es "un talibán", en palabras de un portavoz de una empresa catalana. "Si se juntan las dos cosas, la retirada del 155 y la elección de un extremista como Torra, podemos tener nuevo momentos de gran tensión", añade otra fuente conocedora de la situación.
El grueso del empresariado catalán confía en que el Gobierno central vuelva a aplicar esta norma en cuanto Torra comience a adoptar medidas ilegales, como ocurrió con Puigdemont. Pero mientras tanto, habrá que volver a repetir todo el proceso de instarle a cumplir la ley, convocar al Senado, etc. Todo lo cual tardará un tiempo en el que pueden volver las dudas y el miedo de proveedores y clientes, e incluso el boicot a las compañías que se perciban como "independentistas".
LA EXPERIENCIA INVITA A LA CALMA
Un tiempo que se prolongará aún más si Rajoy se decanta por la tesis de Pedro Sánchez de esperar en vez de por las de Albert Rivera de volver a aplicar el 155 de inmediato. Además de Grifols, las dos grandes empresas que mantienen su sede social en Cataluña son Freixenet y Seat.
Ahora bien, otras fuentes hacen otra lectura más tranquilizadora: la experiencia de lo ocurrido en estos meses nos enseña que el programa extremista de Torra no se va a aplicar y que Cataluña no se va a independizar porque, tarde o temprano, se volverá a aplicar el 155. Esto significa que la incertidumbre de octubre no debería repetirse y que las compañías no tendrán necesidad de huir en desbandada como entonces. Ahora bien, en todo caso la clase empresarial prefiere que se tomen medidas cuanto antes para reducir al mínimo el riesgo.
AL MERCADO NO LE PREOCUPA CATALUÑA
Desde luego, ese es el mensaje de los mercados. Cataluña ha dejado de aparecer en los análisis sobre los valores españoles y nadie parece preocupado por lo que ocurra en la región. Como informa hoy Bolsamanía, Rabobank no considera que pueda tener ningún impacto sobre la economía española, de ahí que recomiende comprar nuestros bonos.
Y ya a finales de año Pimco señaló como gran oportunidad los bonos de la Generalitat porque, "como no se va a independizar", contaban con el respaldo de la solvencia del Reino de España y ofrecían una rentabilidad de país emergente. Una jugada que le ha salido redonda.