El fabricante estadounidense de microprocesadores Intel no tiene planteado establecerse en Reino Unido con una nueva planta de producción de chips, debido a que el país británico decidió abandonar la Unión Europea (UE), mientras que la multinacional tiene diversas alternativas para impulsar su capacidad en Europa.
En declaraciones a la cadena británica 'BBC', el consejero delegado de Intel, Pat Gelsinger, reconoció que, por la salida del Reino Unido de la UE, la empresa "lo habría tomado en consideración".
Pese a esto, el máximo ejecutivo de Intel reconoció que una vez aplicado el Brexit la multinacional "está buscando en los países de la Unión Europea y contando con el apoyo de la UE".
El pasado mes de septiembre la compañía americana desveló sus planes de aumentar su capacidad de producción de microprocesadores en Europa con la construcción de un mínimo de dos nuevas plantas, para lo que invertiría una cifra elevada de al menos 80.000 millones de euros en los diez próximos años.
"No tengo idea de si hubiéramos tenido un sitio mejor en Reino Unido (...) pero ahora tenemos alrededor de 70 propuestas para sitios en toda Europa de una decena de países diferentes", incluyó Gelsinger.
En esta línea, el ejecutivo expresó su confianza en poder llegar a un acuerdo sobre la localización "antes de final de año", así como contar con el apoyo de la UE.
LA UNIÓN EUROPEA COMO ALIADA
La UE subrayó la necesidad de impulsar la soberanía tecnológica del bloque ante la vulnerabilidad expuesta por el grupo debido a la pandemia y las restricciones de oferta aparecidas al reactivarse el comercio mundial.
De este modo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha defendido la importancia de que la UE invierta en su "soberanía tecnológica" y dote de los recursos necesarios "de acuerdo con sus propias normas y valores" a la transformación digital de la sociedad.
"Dependemos de los chips fabricados en Asia", lamentaba la ejecutiva europea el pasado mes de septiembre en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), argumentando que "no es sólo una cuestión de competitividad, sino también de soberanía tecnológica", por lo que Bruselas propondrá una Ley Europea de Chips.
"Necesitamos conectar nuestras capacidades de investigación, diseño y ensayo que se encuentran en la vanguardia mundial. Necesitamos coordinar las inversiones nacionales y de la UE a lo largo de la cadena de valor", detalló sobre el objetivo de "crear conjuntamente un ecosistema de chips europeo de última generación" que "garantice la seguridad de suministro y desarrolle nuevos mercados para una tecnología europea pionera".