ING Groep obtuvo un beneficio en el cuarto trimestre que superó las estimaciones de los analistas y se unió a sus homólogos bancarios de toda Europa al señalar que tiene previsto devolver más efectivo a los accionistas a finales de este año, una vez que el Banco Central Europeo (BCE) elimine las restricciones.
El banco neerlandés registró un beneficio neto de 727 millones de euros en los tres últimos meses del año pasado, frente a los 499 millones de euros estimados por los analistas. El banco reservó mucho menos de lo previsto para cubrir el coste de los préstamos fallidos en medio de la pandemia y también vio reforzados sus principales colchones de capital.
Los resultados son un logro para el consejero delegado, Steven Van Rijswijk, que asumió el cargo el año pasado y ahora debe dirigir ING a través de una de las recesiones más profundas de Europa en décadas. El veterano, con 25 años de carrera en ING, dijo tras su nombramiento que es poco probable que haga cambios radicales en el banco a corto plazo, tras varios años de experiencia en el consejo ejecutivo.
ING declaró unas provisiones de 208 millones de euros en el cuarto trimestre, frente a las estimaciones de 721 millones de euros. El banco también generó más ingresos netos por intereses de lo esperado, aunque anunció una menor demanda de préstamos. El prestamista dijo que el efectivo reservado para el dividendo final de 2019 y 2020 se pagará después del 30 de septiembre, potencialmente a través de efectivo o recompras.
Los bancos europeos como ING, que dependen de los ingresos por préstamos en lugar de los negocios comerciales, están bajo presión, ya que el período prolongado de tipos de interés ultrabajos se combina con las pérdidas de crédito en medio de la pandemia. Sin embargo, muchos bancos han pronosticado que las provisiones para pérdidas crediticias disminuirán, ya que la llegada de las vacunas ofrece la esperanza de que la pandemia pueda ser controlada este año.
Los reguladores han pedido a los bancos que conserven el capital para absorber las pérdidas y seguir prestando en la pandemia. ING recortó sus provisiones para insolvencias en el tercer trimestre tras tener en cuenta unas previsiones económicas más halagüeñas. Desde entonces, el Gobierno de su país de origen ha tomado medidas drásticas para detener la propagación del virus, incluyendo un toque de queda nocturno.