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Sede de la compañía de tecnología y consultoría Indra en Alcobendas.Eduardo Parra - Europa Press
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Indra amenaza con despidos después de romper las negociaciones para sacar adelante el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Las alejadas posturas entre la dirección y los sindicatos han llevado a la compañía a estudiar un recorte en la plantilla para asegurar la viabilidad de su negocio.

Con la crisis del coronavirus los ingresos no alcanzan para mantener todo el empleo. De hecho ya ha tenido que prescindir de parte del personal que trabaja en proyectos cancelados, según afirman fuentes internas de la compañía. La solución que proponía Indra era un ERTE para el 6% de los trabajadores y una reducción en los sueldos superiores a 25.000 euros, dos medidas que finalmente han sido desestimadas. Ahora, la opción que maneja es seguir con la reducción de la plantilla.

Indra no habla directamente de despidos en el comunicado que envió este viernes, pero sostiene que tendrá que adoptar "medidas más duras" en un futuro cercano. Tras la fracasada negociación en la que ninguna de las dos partes se ha movido mucho de su posición inicial, ha pedido a los sindicatos que le muestren su apoyo cuando llegue el momento de abordar "las medidas necesarias".

Los representantes de los trabajadores pedían eliminar la reducción salarial, como se detalla en un comunicado de la sección sindical de CC.OO. en Indra. En cambio, no veían el ERTE con malos ojos, aunque no con las condiciones que estaban sobre la mesa. Para aceptarlo, exigían que no hubiese reducciones de jornada, que el procedimiento se prolongase solo durante el estado de alarma (la empresa quería alargarlo hasta el 15 de julio), y que se complementase la prestación por desempleo hasta el 100% del salario, entre otras peticiones.

Tras evaluar estas propuestas, la compañía las ha desechado porque considera que no le permiten obtener los objetivos mínimos necesarios para "mitigar los efectos de la crisis sanitaria y evitar daños mayores para el empleo en el futuro". Por lo tanto, ha decidido retirar tanto el ERTE como los recortes en los salarios, dejando como única opción el despido de parte de sus 49.000 empleados.

"Estos planteamientos de Indra respondían a la estricta necesidad y a la búsqueda del interés general a largo plazo, ya que, dado el efecto significativo que puede tener la crisis, es obligación de la compañía hacer propuestas para mitigarlo y proteger de esta forma el empleo y las capacidades que hoy tiene", ha apuntado.

PÉRDIDA DE NEGOCIO

Su negocio se está viendo perjudicado por las limitaciones a la movilidad que se han impuesto en España y otros países, debido a los retrasos y disrupciones en la cadena de suministros. También están impidiendo la ejecución de proyectos en el extranjero, así como completar las pruebas de recepción o puesta en marcha de productos ya prácticamente terminados para alguno de sus principales clientes.

"Aunque estas circunstancias no deriven normalmente en una cancelación de contratos, si supondrán retrasos de los mismos, lo que afectará a la capacidad de la compañía de facturar, reconocer ingresos y cobrar", explicaba la compañía en un comunicado anterior.

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