Iberdrola acaba de cerrar nueve meses brillantes, disparando un 20% su beneficio y, en consecuencia, un 10% su dividendo. Pero hay aspectos de sus resultados que no tienen el mismo brillo, como su deuda financiera neta, que repunta un 6% respecto a lo que alcanzaba hace un año. En concreto, su pasivo remonta en más de 2.000 millones de euros, hasta alcanzar los 36.227 millones, según la información que remitió este miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
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Como derivada, también repunta su ratio entre deuda y patrimonio neto, que se incrementa en un punto porcentual, hasta el 78,7%; y su apalancamiento financiero, que se sitúa en el 44%, frente al 43,7% de finales de septiembre de 2018.
Detrás de este crecimiento de pasivo está la apuesta de la compañía energética por ampliar su perímetro, sobre todo en el segmento de las renovables. En total, a lo largo de estos nueves meses, ha destinado a inversiones más de 4.726 millones de euros.
Y va continuar en la misma línea. El presidente y consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, indicó durante la conferencia con analistas que prevé concluir el ejercicio 2019 con una deuda financiera neta de 36.500 millones de euros. “Seguimos invirtiendo en este trimestre, seguirá subiendo”, admitió.
Iberdrola explica en su presentación que su deuda financiera neta ajustada se situó en 35.527 millones, (creció en 1.148) tras la implementación de la norma contable IFRS 16 (que le supuso 399 millones), los tipos de cambio (838) y, de nuevo, el fuerte proceso inversor en el que se encuentra inmersa.
APETITO POR LAS COMPRAS
De cara a los próximos meses, sobre Iberdrola sobrevuelan nuevas operaciones corporativas: en Estados Unidos y en Reino Unido. Al otro lado del Atlántico, la posible fusión de su participada Avangrid (su pilar en el mercado estadounidense de la que controla el 80% del capital) con PPL Corporation, que centra su actividad en Pensilvania y Kentacky.
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Iberdrola planea una fusión de su filial estadounidense Avangrid con PPLLa integración daría lugar a una compañía valorada en unos 67.000 millones de dólares (más de 62.000 millones de euros). Galán, sin embargo, esquivó este miércoles las preguntas de los analistas sobre una operación en concreto. “Estados Unidos es una de nuestras geografías clave, tenemos en marcha entre 60 y 70 proyectos. Nuestro plan es crecer y tenemos un plan de inversiones de más de 11.000 millones hasta 2022”, indicó. No habló de nombres y tan sólo indicó que Iberdrola mantiene “muy buena relación con casi 100 eléctricas en Estados Unidos”.
“Si surge cualquier oportunidad la analizaremos. Veremos si encaja en nuestro negocio, en nuestra estrategia operativa”. Y prácticamente la misma respuesta sobre Reino Unido, donde sobrevuela, desde primavera, su interés por Electricity North West (ENW), propiedad actualmente de JP Morgan y Colonial First.
“Gran Bretaña es un país estratégico, en distribución. Hay oportunidades y las vamos a analizar al detalle. Si los precios y las condiciones son adecuadas seguiremos adelante. No queremos sólo crecer, sino mejorar nuestros resultados en el medio y largo plazo”. Habrá que esperar a la recta final del año para ver si alguno de estos dos pasos se concreta y la previsión sobre su endeudamiento neto se mantiene estable.