HSBC ha vendido su red de banca minorista en EEUU, poniendo fin a su difícil negocio en Norteamérica, tras 40 años de intentar dirigir un banco de servicios completos en el país.
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El mayor prestamista europeo se planteó por primera vez la venta de su división norteamericana, siempre deficitaria, a finales del año pasado, como parte de los esfuerzos del banco por ahorrar unos 4.500 millones de dólares en costes y recortar 35.000 puestos de trabajo.
HSBC dijo el jueves que había vendido 80 de sus 148 sucursales en la costa este a Citizens Bank, que también ha adquirido 9.200 millones de dólares en depósitos y 2.200 millones de dólares en préstamos pendientes. Diez sucursales de la costa oeste han sido compradas por Cathay Bank, que se ha hecho con 1.000 millones de dólares en depósitos y 800 millones en préstamos. El resto de las sucursales serán liquidadas.
HSBC dijo que no generaría "ganancias o pérdidas significativas" de los acuerdos con Citizens Bank y Cathay Bank, aparte de incurrir en 100 millones de dólares en costes de la transacción.
El prestamista, que obtuvo la mayor parte de sus beneficios en Hong Kong, dijo que mantendría "una pequeña red de ubicaciones físicas" en EEUU tras la venta. Éstas se convertirán en "centros internacionales de riqueza" para sus clientes de banca privada y gestión de patrimonios, la mayoría de los cuales se encuentran en Asia.