- En 2014 Herbalife pagó 162 millones de euros a la FTC para evitar la etiqueta de "estafa piramidal"
- Uno de sus distribuidores en España asegura que: "el modelo de negocio ha cambiado"
Herbalife respira tranquila después de que Bill Ackman, dueño del fondo de inversión Pershing Square, anunciase el 28 de febrero la retirada de su apuesta bajista (1.000 millones de dólares, unos 814 millones de euros) que puso sobre la mesa en 2012 para demostrar que la compañía de suplementos deportivos estadounidense era “una estafa piramidal”.
La apuesta de Ackman no pasó desapercibida para Carl Icahn, popular empresario e inversor estadounidense, que el pasado 1 de marzo aseguró ante la ‘CNBC’ haber ganado 1.000 millones de dólares (814 millones de euros) en su apuesta contra Ackman invirtiendo en Herbalife poco después que Ackman para anular el resultado de su posición bajista. “Disfruto de una buena pelea, sobre todo cuando la gano”, destacó después de reconocer que “Bill me llamó ayer y me felicitó” y alabar a la gerencia de Herbalife porque: “Hizo un trabajo increíble, creo que es una gran compañía y fabrica excelentes productos”, defiende Icahn.
La rivalidad entre Ackman y Herbalife fue llevada a la pequeña pantalla por Netflix en el documental ‘Betting on zero’ estrenado en junio de 2015. Dirigido por Ted Braun y protagonizado por el propio Ackman y varios ex distribuidores de Herbalife, la narración sigue los pasos del dueño del fondo de inversión después de tomar la citada posición corta de 1.000 millones de dólares en la compañía de suplementos deportivos.
Según el documental de Netflix 'Betting on zero', el modelo de negocio de Herbalife seguía la máxima de "cuanto más gastas, más ganas"
Según este documento audiovisual, Herbalife presenta un modelo de negocio que ofrece grandes ganancias a sus distribuidores… a corto plazo. En primer lugar, les exige comprar los suplementos y, luego, tratar de venderlos siguiendo la máxima de “cuanto más gastas, más ganas”.
Ese fue el caso de Juan Ulloa, protagonista de un reportaje publicado en 2012 por ‘El País’, que narró cómo un representante de Herbalife se presentó en su puerta ofreciéndole la posibilidad de ganar entre 20.000 y 80.000 dólares al mes (16.000 y 64.000 euros, respectivamente). Según indicó Ulloa, a medida que pasaban los meses el ‘stock’ de artículos que no lograba vender se iban acumulando y finalmente comprendió que lo que parecía una promesa de dinero fácil era en realidad una ilusión.
Dos años más tarde, en 2014, la compañía era objeto de una investigación llevada a cabo por la Comisión Federal de Comercio (FTC), que acabó con un acuerdo según el cual Herbalife aceptaba pagar una multa de 200 millones de dólares (162 millones de euros), comprometiéndose además a efectuar una serie de cambios para sanear su modelo de negocio, pero logrando sortear la etiqueta de “estafa piramidal”.
En lo que va de 2018, el valor de las acciones de Herbalife ha subido un 35% y llegó a máximos en la Bolsa de Nueva York marcando un precio histórico de 95,93 dólares. El propio consejero delegado de la empresa Richard P. Goudis presumió recientemente de su subida en bolsa a través de un comunicado: “El comportamiento y la flexibilidad de nuestra empresa se basan en nuestro propósito de hacer que el mundo sea más saludable y feliz. A aquellos que no están familiarizados con nosotros, o pueden malinterpretranos, les pido que no tengan miedo a conocernos”.
¿UN MODELO DE NEGOCIO SANEADO?
Herbalife España cuenta con 78.000 distribuidores, según indica la propia compañía de nutrición deportiva. De esa cifra, “aproximadamente el 15% se dedica al negocio”. Es decir, que “reciben algún tipo de ingreso por la venta de sus productos”. El 85% restante se define como consumidores directos de la marca.
La compañía registró en territorio español en 2016, el ejercicio auditado más reciente, un beneficio neto de 6.2 millones de euros y unas ventas netas de 94 millones. Además, se apuntó 8,2 millones de euros como resultado de explotación y unas ganancias previas a impuestos de 8,3 millones de euros.
Uno de esos distribuidores de Herbalife que opera en España es Samuel Fernández, un joven informático de 24 años que lleva siete meses en el entramado de la compañía y defiende el modelo de negocio de la multinacional, de la que se declara consumidor desde hace ocho meses: “No me sentiría bien distribuyendo algo que no he probado”.
Además, se refiere al organigrama de la empresa como un ecosistema abierto: “No tenemos puestos o cargos, cada persona es independiente respecto a las demás, aunque nos ayudamos entre todos”, afirma.
Y entre ellos se encuentran su madre y su pareja, que llevan año y medio y seis meses, respectivamente, ejerciendo como distribuidoras de la marca. En su caso, Samuel reconoce que “Herbalife es comida, no una medicina que cura algo”. Él asegura que le ayudó a perder peso: “Como es bajo en calorías, lo sustituí por el desayuno y el déficit calórico me hizo empezar a perder grasa (14 kilos) y algo de músculo (2 kilos)”.
Asimismo, destaca que su día a día se resume en “pasar tiempo con familia y amigos, además de reunirme con algún cliente”. En la actualidad, Samuel comenta que tiene “seis clientes”, aunque la media por distribuidor es de “15 o 30”.
En total, afirma ingresar 3.000 euros al mes por vender los productos de Herbalife a clientes utilizando su ID de distribuidor, además de ofreciéndose para asesorarlos siguiendo la evolución de cada uno y realizando previamente un estudio para conocer la composición de su cuerpo: “Conseguí mis clientes gracias al boca a boca, a través de otros clientes que obtuvieron buenos resultados”.
Esos ingresos totales que percibe proceden de las compras de productos por parte de sus clientes. Concretamente, cada distribuidor dedicado al negocio de Herbalife se embolsa entre un 25% (para los asociados) y un 50% (cuando se pasa a a ser mayorista) por cada suplemento deportivo comprado por uno de sus clientes, sin contar con las comisiones y los 'royalties'.
Además, preguntado sobre un posible cambio de modelo de negocio en la compañía admite que se han producido novedades en los últimos tiempos: “El modelo ha cambiado. Antes se podían hacer grandes pedidos y ahora no. Ya no es necesario invertir”. De hecho, señala que un pilar clave de los ‘valores de oro’ de la multinacional se vertebra sobre “devolverte el dinero” si después de un año no has logrado vender un producto.