• Pero de emigrar, elegiría como destino Estados Unidos, donde se encuentra el 70% de su negocio
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Junta d'accionistes de GrifolsEUROPA PRESS
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Es la única cotizada catalana del Ibex 35 que mantiene su sede en Cataluña. Raimon y Víctor Grifols observaron con estoicismo cómo, a finales de 2017, se desató la fuga de empresas en la región durante la que 4.500 compañías se trasladaron a otros puntos de España. Pero Grifols resistió. Y piensa seguir resistiendo porque en los planes de los consejeros delegados del gigante de los hemoderivados no entra ni por asomo abandonar Barcelona, aunque si lo hicieran “seguramente acabaríamos en EEUU”, afirma Raimon Grifols.

Es en Estados Unidos donde la multinacional despliega la mayor parte de su actividad. Un 70% de su producción se raparte en las casi 200 plantas de plasma y en los centros de investigación que tiene distribuidos por todo el territorio. Dos tercios de su negocio y un 65% de sus empleados (13.000 de los 20.000 que tienen en todo el mundo) se concentran en un país “fantástico para hacer negocios”, en palabras de Víctor Grifols. “Estamos muy cómodos en EEUU”, redondea el co-consejero delegado de la compañía.

Grifols: “Una empresa no tiene pensamiento político”

Pero tío y sobrino se mantienen fieles a la ciudad donde se creó la empresa en 1940 porque “no hay motivo para irnos”, argumentan en un encuentro con periodistas tras su Junta de Accionistas. La coyuntura política en la región, que sigue estancada, sin gobierno y en manos del independentista Quim Torra, cuyos planes pasan por seguir adelante con la república de Carles Puigdemont, les deja indiferentes. “Una empresa no tiene pensamiento político”, sentencian.

Las consecuencias económicas de las tensiones entre el Gobierno central y la Generalitat son como una gota de agua en el mar para el especialista en productos farmacológicos y hospitalarios, cuyas ventas en España no superan el 3%. “No tiene impacto alguno mantener o trasladar la sede. Para nosotros no es importante”, agrega Nuria Pascual, directora financiera de Grifols.

“Tenemos presencia en 32 países”, continúa, rebajando las declaraciones de los consejeros delegados. “Podríamos marcharnos a EEUU o a cualquier otro sitio”, apunta.

GRIFOLS QUITA HIERRO A TRUMP Y AL DÓLAR

Del presidente estadounidense, de su reforma fiscal, que tras la rebaja del impuesto de sociedades aupó los resultados de Grifols de 2017 un 21,5% por encima de los de 2016, o del revés que la legislación dio a su fármaco Pulmaquin, no quieren ni hablar. Descartan rápidamente que las políticas de Donald Trump puedan tener un impacto negativo (o positivo) en su negocio y pasan de puntillas por el hecho de que hayan perdido 300 millones de dólares por el medicamento que ‘se cayó’ en su última fase.

También restan importancia al efecto divisa, que puede revertir el impacto cambiario negativo del primer trimestre e impulsar su negocio con un dólar en auge, en un momento en que el mercado empieza a descontar que el euro se cambie a 1,15 ‘billetes verdes’ este año. No obstante, Pascual reconoce la alta dependencia de la moneda estadounidense pero también subraya que cuentan con una cobertura importante porque “pagan en dólares a los donantes”. Por lo tanto, lo que haga el dólar “no afectará a la cuenta de resultados”, asegura.

Los números de Grifols de enero a marzo, cuando el dólar tocó sus mínimos anuales, en las 1,25 unidades contra el euro, dejaron un beneficio neto de 143 millones de euros en el primer trimestre del año, lo que supone un 7% más que en el mismo período de 2017. Los ingresos de la compañía sí se redujeron un 3,6% en el primer trimestre, hasta los 1.023 millones, debido al impacto de los tipos de cambio.

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