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Supermercado DiaEuropa Press - Archivo

El último trimestre de 2018 fue complicado para los supermercados europeos y 2019 no augura tiempos mejores. Lo que JP Morgan advirtió hace unos días, lo confirma S&P: con la economía española creciendo más despacio y los rápidos cambios en las preferencias de los consumidores, el sector de la distribución estará contra las cuerdas en 2019 y 2020. Este cambio de ciclo ha pillado a DIA en baja forma, sumando dificultad a su pretendida resurrección.

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“Esperamos que la confianza del consumidor caiga en los próximos años y presione a los fabricantes a enfocarse más en los bajos precios al tiempo que el rápido cambio en las tendencias de consumo (hacia las experiencias y opciones sanas) pondrá a prueba la logística, la estrategia de precios y la diferenciación” entre las empresas de distribución, apunta Manuel Vela Monserrate, analista de S&P Global Ratings.

Debido a su exposición a los ciclos económicos, las compañías españolas en el comercio minorista "tendrán que prepararse para mantener o mejorar su actual capacidad crediticia en 2019 y 2020, a medida que la economía se desacelere”, apunta el último análisis de S&P.

El aumento de costes, la competencia -sobre todo por parte de Mercadona- y "varios errores estratégicos hicieron que las métricas crediticias de DIA cayeran y, con ello, su calificación", recuerda la agencia de calificación.

Las dudas sobre el futuro de DIA llevaron a S&P a recortar su calificación a ‘CCC+’ a finales de diciembre, cuando la compañía tenía todavía que cerrar el acuerdo de refinanciación de su deuda con sus bancos acreedores. La cadena logró cerrar el año con un acuerdo de 896 millones, un balón de oxígeno que le permitirá llegar a mayo y ejecutar, en paralelo, sacar adelante su nuevo plan estratégico y una ampliación de capital por un mínimo de 600 millones.

Pero la cadena de supermercados afronta esta complicada etapa con un entorno complicado para el negocio en España, en opinión de S&P. Ya hay señales de desaceleración del mercado y es probable que, sumadas a la delicada situación de DIA y los errores de gestión que se han producido hasta la fecha, “se traduzcan en condiciones más débiles para las empresas de distribución españolas”.

PLAN ESTRATÉGICO EN CIERNES

Después de cerrar ‘in extremis’ la refinanciación de su deuda y darle un nuevo vuelco a su consejo, DIA trabaja en este inicio de año contrarreloj para cerrar las cuentas del ejercicio 2018 y presentarlas en febrero. Después, comentan fuentes de la compañía, convocarán la junta ordinaria de accionistas para obtener el respaldo a la ampliación de capital que pretenden sacar adelante comience la primavera.

En sus primeras semanas como consejero delegado, Borja de la Cierva está escrutando el negocio para encontrar debilidades que pulir y fortalezas a las que agarrarse para reflotar la compañía. El equipo directivo, agregan estas fuentes, trabaja “a pleno rendimiento” en el plan estratégico que redefina el rumbo de la compañía para poder ponerlo en marcha “lo antes posible”. Esta hoja de ruta apostará por una mayor satisfacción del cliente en sus tiendas, apuntan como ejemplo de los pilares que sostendrán a una renovada DIA. Para cerrar la refinanciación con los bancos, la compañía comprometió también la desinversión de activos no estratégicos y lograr también efectivo por esa vía. Además de la venta de Clarel y Cash&Carry (Max Descuento).

Por otra parte, el consejo tiene todavía que decidir quién será su presidente. Con Jaime García-Legaz ya confirmado como consejero tras descartar incompatibilidades administrativas, la compañía aún no se pronuncia sobre si el expresidente de Aena será finalmente quien ocupe el cargo.

SIN NOTICIAS DE FRIDMAN

Mientras, Mijaíl Fridman sigue sin mover ficha. El magnate ruso, que ha cumplido estos días un año como máximo accionista de DIA, tiene todavía que poner sobre la mesa ese plan alternativo para la cadena de supermercados en el que LetterOne empezó a trabajar hace un mes, cuando decidió romper con el consejo y dejar sus tres asientos vacíos.

El fondo de Fridman sigue comprometido con su inversión en DIA, apuntan fuentes del mercado. En su opinión, la compañía tiene todavía potencial y espacio para crecer, pero no cuenta con un equipo directivo capaz de sacar adelante la compañía, afirmó antes de la última reestructuración.

Pero el magnate guarda silencio desde hace semanas y no ha dado pistas sobre si se respalda o no al nuevo consejero delegado, ni sobre si acudirá a la ampliación de capital que se realizará en los próximos meses. Si quiere mantener su porcentaje actual del capital deberá poner otros 174 millones sobre la mesa, pero no está claro que el multimillonario ruso quiera invertir aún más en la compañía ya que alcanzar su posición actual (29%) le ha costado más de 800 millones de euros, según los cálculos de Renta4.

Con la acción de DIA cotizando en 0,43 euros, los casi 180 millones de acciones de LetterOne valen algo menos de 80 millones de euros.

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