- Deutsche Bank es el último banco foráneo que encarará su salida en los próximos meses tras Barclays, Lloyds y Citibank
- La dificultad de rentabilizar sus inversiones en España y los problemas de sus entidades matrices explican el declive de la banca extranjera
Hay sectores tradicionales, innovadores, con mucha competencia, mercados oligopólicos y luego están la obra pública y la banca comercial española. Industrias donde existen gran variedad de compañías, pero en las que sobresale un detalle: apenas hay presencia extranjera.
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Los datos así lo evidencian. La cuota de mercado de las constructoras foráneas es de apenas un 5,5%, mientras que en el caso de la banca extranjera sólo gestiona un 7% de los activos totales, según las cifras de las entidades a cierre de 2016. Este porcentaje podría incluso reducirse si Deutsche Bank vende su unidad española a alguno de los grandes bancos locales.
El cuaderno de venta de su negocio minorista no ha levantado gran expectación en el mercado, y todo apunta que la compra se disputará entre el holandés ING y el francés Crédit Mutuel, según apunta Expansión. Tanto ING como Crédit Mutuel, que le compró al Popular el 49% de Targobank en junio, quieren seguir creciendo en España pese a la escasa presencia de la banca foránea en el país.
La venta de la filial española Deutsche Bank se enmarca dentro del proceso de recapitalización de 8.000 millones de euros que ha puesto en marcha el banco alemán para poner fin a las dudas del mercado sobre su solvencia. La entidad sufrió una importante crisis de confianza en 2016 tras la sanción impuesta por Estados Unidos por las hipotecas basura, que se elevó hasta los 6.896 millones de euros y que se volvió a incrementar en abril en 157 millones más por infringir la normativa sobre la negociación de divisas y las operaciones por cuenta propia.
Deutsche Bank es el segundo gran banco extranjero en España, por detrás de ING que gestiona unos activos de 53.093 millones de euros de 3,6 millones de clientes, con una red de 29 oficinas y 1.200 empleados con un modelo basado en la digitalización y el canal online. La entidad germana, por su parte, tiene un modelo más tradicional, cuenta con unos activos de 15.000 millones de 700.000 clientes, en su gran mayoría de banca personal y privada y 2.600 empleados que trabajan en las 230 sucursales que tiene repartida por toda la geografía española.
Entre las 24 empresas que más contratos consiguieron el pasado año del Ministerio de Fomento y Medio Ambiente sólo hay tres compañías extranjeras
La casilla de salida en la que se encuentra Deutsche Bank, que mantendrá su banca de inversión, es el mismo camino que también han seguido otras entidades como los británicos Barclays y Lloyds y el estadounidense Citibank. Las razones se encuentran en la dificultad de rentabilizar su inversión en España, los problemas de sus entidades matrices y la complejidad para hacerse un hueco entre la competencia nacional, con mucha presencia física de oficinas y tradición en el crédito a las pymes y a las familias.
La crisis económica también ha afectado al conjunto de la banca, y ha sido precisamente durante estos años cuando las entidades extranjeras han ido abandonando España. El primer banco en dar este paso fue el rescatado Lloyds en 2013, que vendió su negocio minorista por 84 millones de euros a Banco Sabadell, en una operación que incluía la cesión de 53.000 clientes y 28 oficinas.
Le siguió Barclays en 2014, otro de los pesos pesados del sector como ING y Deutsche Bank, que transfirió su negocio a CaixaBank por 820 millones de euros. El mismo año, el Popular de Ángel Ron hizo lo propio con las tarjetas y la banca minorista de Citibank por 238,5 millones de euros. El año pasado, el banco que ahora forma parte del Santander se hizo con las tarjetas de Barclays y Novo Banco también replegó posiciones en España con un ERE que afectó a 275 trabajadores, un 34% de su plantilla. La entidad lusa acometió estos despidos tras la inyección de 4.900 millones de euros por parte del Banco de Portugal al Banco Espírito Santo en 2014, origen de Novo Banco.
SÓLO UN 5,5% DE LAS CONCESIONES PÚBLICAS
Si el negocio de la banca minorista española es complicado para las entidades extranjeras, la obra pública es también otro de los sectores que menos se ha abierto a la competencia del exterior. Según un informe de la patronal de la construcción Seopan, entre las 24 empresas que más contratos consiguieron el pasado año del Ministerio de Fomento y Medio Ambiente sólo hay tres compañías extranjeras: las francesas Thales y Eiffage y la alemana Siemens.
Su cuota de mercado es muy reducida y entre las tres compañías sólo suman un 5,5% sobre el conjunto de adjudicaciones que hicieron los dos ministerios con mayor inversión en infraestructuras. ACS es la compañía que más contratos consiguió con un importe de 145 millones de euros, que supone una cuota de mercado del 11%, OHL fue la segunda con 108 millones, seguida de FCC con 86 millones, la andaluza Sando con 71 millones y Acciona fue la quinta empresa que mayores contratos recibió con 43 millones.
Thales se situó como la sexta compañía que mayores adjudicaciones consiguió con un importe de 41 millones de euros. En concreto, la francesa se ha especializado en el mantenimiento de las líneas del AVE, algo que también le ocurre a Siemens. La multinacional germana se sitúa como la novena empresa que mayor ‘botín’ consiguió de Fomento, tras Ferrovial y Sacyr, con adjudicaciones por valor de 31 millones de euros. Por su parte, Eiffage se llevó un contrato del Ministerio de Medio Ambiente de 2,1 millones de euros de unas obras en una depuradora de aguas residuales de Ourense.
Pese a que los datos recogidos por Seopan sólo reflejan los contratos del departamento que dirige Íñigo de la Serna y el del ministerio de Isabel García Tejerina, a los que cabría sumar otros ministerios, comunidades autónomas y ayuntamientos, es un buen reflejo de la poca competencia internacional en el negocio de la construcción de infraestructuras.
Sin embargo, tanto los bancos como las grandes constructoras españolas sí que tienen una fuerte presencia internacional e incluso la mayor parte de sus ingresos llegan desde el exterior. Es el caso del Banco Santander, por ejemplo, que un 23% de sus ingresos proviene de Brasil, un 17% de Estados Unidos, un 14% de Reino Unido y sólo un 11% de España. Algo parecido le ocurre a ACS, la mayor constructora española por ingresos, que un 87% de su facturación llega por contratos en el exterior, entre los que destaca el mercado estadounidense.
Sus dos principales competidores, BBVA y Ferrovial, también tienen más negocio fuera que dentro de España. El banco que preside Francisco González tiene un 27% de su negocio en México y un 26% en España. El principal mercado de la constructora controlada por la familia Del Pino es Reino Unido, del que dependen casi un tercio de sus ingresos, mientras que un 24% de sus ventas provienen de las arcas públicas nacionales.