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Carlos Torres Vila, consejero delegado de BBVABBVA
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Carlos Torres se enfrenta este viernes a su primera junta de accionistas como presidente de BBVA, que es también la primera que se celebra tras darse a conocer el escándalo del presunto espionaje a empresarios y autoridades con la colaboración de José Manuel Villarejo. En esta asamblea, exempleados del banco, sindicatos y accionistas minoritarios dirigirán al presidente sus discrepancias con la gestión de esta crisis, que tiene como protagonista a Francisco González. El ya expresidente de honor de la entidad dio la sorpresa el jueves al anunciar su renuncia a los cargos que mantenía en el banco, a tiempo para estar fuera antes de la junta.

El tema estrella en la junta de accionistas será el presunto espionaje realizado por BBVA y Villarejo a distintas personalidades del mundo político y empresarial a raíz de la ofensiva lanzada por Sacyr en 2004 para hacerse con el control del banco. Estas investigaciones se materializaron en un presunto espionaje de llamadas telefónicas, según han publicado varios medios de comunicación.

Todas las miradas apuntan a Francisco González, aunque por el momento ni la investigación interna abierta por BBVA ni la auditoría forensic que está llevando a cabo PwC con la colaboración de Uría en la parte legal, que requieren meses, se han resuelto en su contra.

La investigación judicial, por su parte, se encuentra en una fase incipiente. Por eso, nadie espera que Torres presente mañana los resultados de estas investigaciones, aunque el presidente de BBVA tendrá que responder a muchas preguntas sobre el presunto espionaje y, en especial, sobre su gestión de esta crisis.

Desde Uniter, la asociación de exempleados de BBVA, explican que no votarán en contra de la ratificación de Torres como consejero del banco (si no se aprobara, no podría ser presidente) ni de la política de remuneraciones de la entidad, pero transmitirán al presidente su opinión sobre su gestión de la crisis, que es “manifiestamente mejorable”.

“Que no aparezcan documentos nos extraña muchísimo”, añaden fuentes de la asociación, que también pondrá de manifiesto en la junta su opinión sobre los riesgos que vislumbran sus miembros para la entidad, como algunos derivados de la diversificación del banco, especialmente tras el pasado ejercicio, cuando se vio afectado por la crisis de la lira turca.

Los sindicatos, por su parte, protagonizarán una intervención unitaria para pedir al presidente de BBVA que garantice medidas para que la entidad aligere la “presión mediática”. Asimismo, criticarán la política de remuneraciones de la entidad, cuyos altos directivos “se suben el sueldo con mucha alegría”. También pedirán a Torres medidas de igualdad de género para los trabajadores y estabilidad en el empleo.

MÁS TEMAS QUE REPROCHAR

La asociación de consumidores Adicae, directamente perjudicada por las investigaciones de BBVA y Cenyt, también podrá de manifiesto sus críticas por el caso Villarejo. No obstante, desde la asociación piensan que esta no es la única crítica que se ha de hacer al banco.

La mala reputación del banco no es solo por Villarejo, sino también por no dar una respuesta a los problemas de sus clientes”, apuntan fuentes de Adicae, que recuerdan que las entidades catalanas absorbidas por BBVA aún tienen hipotecas vivas con cláusulas suelo.

Los accionistas minoritarios también estarán presentes en la juhta. Según fuentes del consejo asesor de AEMEC, la World Federation of Investors realizará durante la junta una intervención en la que pondrá de manifiesto su preocupación no tanto por el espionaje como por el impacto sobre el buen gobierno de la compañía del hecho de que otra cotizada intentara hacerse con su control a través de “maniobras que implicaban al poder político”. “El espionaje es una derivada. El primer paso es pedir que se respeten las reglas del juego del mercado”, explican.

La junta de accionistas será una prueba de fuego para Torres, que llegará a la asamblea en el Palacio Euskalduna de Bilbao sin la carga de explicar por qué no decidió destituir a González. Tras la renuncia del presidente, acorralado por el BCE y su incierto horizonte legal, el presidente de BBVA se libra de una losa en el momento en que tendrá que ser ratificado como consejero del banco. Y, por ende, como presidente.

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