El president de la Generalitat, Quim Torra, se está quedando solo. Sus socios políticos de Esquerra Republicana no han escondido su asombro ante el nuevo pulso que ha lanzado al Gobierno de Pedro Sánchez y su ultimátum no ha sentado nada bien en sus filas. Fuentes del empresariado catalán aseguran que sus últimas soflamas han “escandalizado” a muchos, mientras crecen las voces que señalan que un nuevo 155 tal vez no es una idea tan descabellada. Y una inmensa mayoría da la espalda a un president de la Generalitat que consideran un “activista”.
La relación entre los lobbys económicos catalanes, en especial de Barcelona, y Torra nunca ha gozado de buena salud. Desde su nombramiento por parte del expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, como su representante en el Ejecutivo, mientras él pretendía seguir controlando Cataluña desde Bélgica, no ha disfrutado de los favores de quienes veían en Elsa Artadi, actual consellera de Presidència, una mejor apuesta que defendiera sus intereses. Y su mandato ha estado marcado por la desconfianza de quienes piensan que una región que representa el 20% del PIB del Estado no puede estar en manos de un “fanático”, en palabras del presidente de Empresaris de Catalunya, Josep Bou.
Además, Torra tampoco ha sabido tender puentes con una clase empresarial que se siente desairada por haber sido ninguneada durante toda la etapa del ‘procés’. Si acaso les hizo un guiño cuando se desmarcó de la iniciativa de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) de distinguir entre las empresas afines a la independencia y las que no lo son, una propuesta que no se ha materializado.
Una región que representa el 20% del PIB del Estado no puede estar en manos de un “fanático”, critican empresarios
Las relaciones tocaron fondo la semana pasada, cuando el president declinó acudir al gran acto organizado en Barcelona para reivindicar el Corredor Mediterráneo. Desde el seno del Govern han reconocido el error del líder catalán al enviar, en su lugar, al conseller de Territori, Damià Calvet, cuando a la cita, que se realizaba conjuntamente con empresarios valencianos sí acudió el presidente de Valencia, Ximo Puig.
Con la afinidad entre Torra y el empresariado en horas bajas, el nuevo chantaje de Torra al Ejecutivo socialista ha sido recibido con extrema frialdad por los primeras espadas del tejido productivo de la región. Y desde los sectores más críticos con el soberanismo insisten en que se vuelva a activar el artículo de la Carta Magna si los independentistas prosiguen en su vía unilateral y “aprueban nuevas leyes de desconexión, convocan un nuevo referéndum ilegal o vuelven a la Declaración Unilateral de Independencia”, expresa el presidente de Empresaris de Catalunya. Si es así, "nos subiremos por las paredes", enftiza.
LAS EMPRESAS NO VOLVERÁN CON EL CLIMA ACTUAL
La reprobación a Torra es absoluta por parte de Bou, quien subraya que se ha demostrado que “no es una persona apta para dirigir Cataluña”, ya que con sus palabras “no ayuda al crecimiento” de una región afectada por el ‘efecto sede’ tras la diáspora empresarial. Un contexto difícil de revertir si se repiten los episodios de violencia en las calles del 1 de octubre, a al calor de los ánimos del president catalán a los Comités de Defensa de la República, a quienes instó a “seguir apretando”.
En estos términos se ha expresado también el presidente de la Cámara de Comercio de España y de Freixenet, José Luis Bonet. "Es muy malo, va lloviendo sobre mojado, estamos en un proceso de deterioro de la economía catalana, particularmente de Barcelona, y que se vayan produciendo episodios de este tipo van haciendo daño", ha advertido Bonet, en declaraciones a RNE, y ha alertado de que se podrían llevar a producir "perjuicios graves".
Con todo, la mayoría de círculos económicos guardan silencio de cara a la galería, aunque en privado cada vez son más los que se resignan a que el Estado asuma de nuevo el control de comunidad autónoma si se repiten errores del pasado. El mismo Bonet ha reconocido que "en algún momento sí será necesario" volver a ponerlo en marcha.
No obstante, desde algunos sectores admiten a 'Bolsamanía' estar “tranquilos” ya que por ahora la “independencia exprés no está en al agenda” y las palabras de Torra sólo deben preocupar al Gobierno de Sánchez porque demuestra que “está sustentado por los independentistas”. Creen que la situación actual acabará en elecciones, pero también avisan de que pueden darse antes en Cataluña, porque se produzca una ruptura en el bloque soberanista, que en el Estado, aunque varios medios apunten a que Sánchez sopese un adelanto electoral a marzo.