El éxodo empresarial que dejó a Cataluña con 3.000 sedes empresariales menos después del 1 de octubre de 2017 sigue cobrándose un alto peaje en la economía catalana. Además de que el deterioro en el crecimiento de la región se ha incrementado en los últimos meses, es ahora cuando empieza a palparse el llamado ‘efecto sede’ tanto en la creación de nuevas sociedades como en los daños colaterales que ha dejado la fuga de empresas, especialmente en la ciudad de Barcelona.
El Govern reconoce que la facturación conjunta de las empresas que trasladaron su sede entre octubre de 2017 año y el mes de julio asciende a unos 100.000 millones de euros. Y aunque este no es el impacto real de las “2.501 decisiones empresariales” que derivaron en la posterior diáspora de compañías que el Colegio de Registradores eleva a 4.500 deslocalizaciones, el presidente del Consejo General de Economistas, Valentí Pich, llama a no minimizar sus repercusiones.
Según este y otros expertos, los efectos se dejan notar a medio y largo plazo en el desarrollo económico de las ciudades y regiones. En este caso, la factura se paga con especial fuerza en la ciudad de Barcelona. Por un lado, en la reputación de la capital catalana, que ha perdido atractivo en los últimos meses, en detrimento de otros lugares del Estado. Por otro, “la ubicación de la sede social es determinante para las firmas de servicios profesionales que trabajan para las grandes empresas, en la hostelería y afecta, en definitiva, a toda la economía de Barcelona”, señala Pich.
Muchos inversores abandonan la idea de invertir en Barcelona, en pro de otros centros productivos de la península
Foment del Treball ha llamado la atención sobre este fenómeno, haciendo hincapié en las cotizadas y otras grandes empresas que se unieron a Banco Sabadell y CaixaBank en su salida de la región. “Si bien todas las empresas son importantes, las grandes tienen una capacidad de tracción sobre el conjunto de la economía”, expresan.
Las reubicaciones de sedes han provocado un efecto rechazo y muchos inversores abandonan la idea de invertir en Barcelona, en pro de otros centros productivos de la península. Un importante alto cargo de una empresa del sector de la alimentación confiesa a ‘Bolsamanía’ que mantiene 'el grifo cerrado' en sus fábricas de Cataluña. Mientras tanto, ha incrementando el esfuerzo económico en las del resto de España en otros lugares como, por ejemplo, Valencia.
Además, el INE muestran que el número de sociedades constituidas en Cataluña ha caído un 10,2% desde octubre, mientras que en Madrid ha crecido un 6,2%, en Andalucía un 3,6% y en la Comunidad Valenciana un 1,7%. La Cámara de Comercio de España lanzaba también una dura advertencia en su estudio publicado a inicios de septiembre: existe un "riesgo de daño irreversible” que se ceba especialmente en el dinamismo empresarial en la comunidad. Por si esto fuera poco, se ha detectado un descenso del 66% en la recaudación del impuesto de sociedades, comparado con el 29% que ha caído en España.
PÉRDIDA DE REPUTACIÓN
Son los efectos indirectos de creación de actividad económica y empleo en torno a las empresas y directivos instalados en una comunidad. Se trata de un círculo virtuoso en el que las compañías acaban trabajando con proveedores locales, lo que implica mayores consumos de bienes y servicios, especialmente de alto valor añadido, potenciando la creación de un sector de alto potencial de empleo como es el de servicios a las empresas: sector TIC, consultoría y asesoramiento, servicios financieros, etc.
Por este motivo, el presidente de la Cámara de Comercio, José Luís Bonet, lamenta que Cataluña haya perdido "relevancia" en el conjunto de España y la "posición de liderazgo que le corresponde”. El también presidente de Freixenet -empresa que mantiene su sede social en la región- ha advertido de que la economía catalana ha vuelto a "deteriorarse" después de la recuperación que había iniciado tras la intervención del Gobierno con la aplicación del artículo 155.
Y aunque el PIB de la región esté por encima del 3%, tanto Bonet como Pich insisten en que los ‘intangibles’ acabarán haciendo mella en el crecimiento. No en vano la capital catalana ya ha acusado un declive en su imagen exterior Según demuestra el City RepTrak del mes de agosto de ciudades del mundo mejor valoradas, la ciudad condal ha caído desde la octava a la decimoquinta posición, a causa de un decremento generalizado en todos los aspectos que usan los creadores del estudio. La causa principal, “la conjunción de los atentados del 17 de agosto de 2017 y la inestabilidad política”, expuso el vicepresidente de cuentas globales y asociaciones del Reputation Institute, Enrique Johnson.