• Las ventas del espumoso español crecen un 0,92% en términos globales hasta septiembre
  • El nuevo 'cava de paraje calificado' compite con el champán en los establecimientos más selectos
  • La diversificación de las marcas y el auge de los espumosos extremeños y aragoneses cambian el mapa nacional
cava_copas

El sector del cava lleva años combatiendo, con más o menos éxito, la caída del consumo nacional. Los años de la crisis se encuentran entre las principales causas de que la producción lleve años estancada, con crecimientos mínimos. Las ventas exteriores han ayudado a las bodegas a salvar los muebles, año tras año, hasta el punto que dos tercios del producto elaborado se exporta al extranjero. 2016 no será la excepción y estudios independientes apuntan a que el espumoso español pinche en el mercado interior por segundo año consecutivo. Pero desde el Consejo Regulador del Cava han estado trabajando para buscar nuevas fórmulas que les permita dar el salto a la cúspide de la pirámide del vino europeo y abrir un segmento de mercado que hasta ahora les estaba vetado.

Es la novedad que llega para romper con la atonía: el lanzamiento del ‘cava de paraje calificado’ insufla vientos de cambio en un mercado que, además de acometer una exitosa ofensiva internacional, ha permanecido estancado durante los últimos ocho años. Con esta nueva gama, que exige un mínimo de crianza de 36 meses -hasta ahora sólo se producían cavas jóvenes, reserva y gran reserva, con maduraciones de entre nueve y 30 meses-, se entra en competencia directa con el champán francés y se salda la “gran asignatura pendiente del espumoso español”, en palabras de Pedro Bonet, presidente del Consejo Regulador del Cava. Y esta es la de “mejorar la distribución tradicional en restaurantes, hostelería y tiendas especializadas”.


Con el ‘cava de paraje calificado’ la DO espera mejorar la distribución tradicional en restaurantes, hostelería y tiendas especializadas

Las marcas de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Cava han estado tres años esperando el momento, pero, por ahora, el mercado interno no está reaccionando. Será el sexto ejercicio en el que las ventas caerán en España desde 2008: el consumo de cava nacional lleva en números rojos desde el inicio de la crisis, con la salvedad de 2010 y 2014. Este dato contrasta con los buenos resultados que cosechan las bodegas en sus exportaciones, especialmente en Europa: los vinos espumosos españoles se han vendido más en 2016 en todos los países de la Unión Europea (UE), con excepción de Italia, según datos de la consultora de consumo IRI.

En términos globales, hasta septiembre, el crecimiento de las ventas era de un 0,92%, según Bonet. El presidente del Consejo regulador del Cava espera que la campaña navideña confirme la tendencia. 2015 se cerró con un balance positivo de un 1,68%, pero con una caída de consumidores españoles, un 0,80% con respecto a 2014, que amenaza con extenderse en 2016 hasta el 1,5%, recoge la agencia de investigación de tendencias de consumo.

EL REY DEL MERCADO INTERNACIONAL

Por suerte, las ventas al extranjero palían esta mordida en el espumoso a escala nacional. Sólo en 2015, el número de botellas totales exportadas alcanzó los 157,2 millones, un incremento de un 1,64% con respecto al año anterior y las ventas en la UE supusieron un 47% del total, de acuerdo con los datos del Consejo Regulador del Cava. Una tendencia que se repetirá en el presente ejercicio, con algunas novedades, según el estudio de IRI. Mientras el año pasado el cava había perdido cuota de mercado en Reino Unido -uno de los tradicionales consumidores exteriores de vinos españoles-, los datos preliminares de la consultora indican que en el país anglosajón las ventas se habrían disparado un 72,3%. Le siguen Francia con un 28,3% y Holanda con un 14,8%.

Estos datos vienen a demostrar que “con grandes diferencias según las bodegas y la estrategia comercial de cada una, de forma general puede comprobarse que los mercados internacionales son el principal destino de los espumosos españoles y muy particularmente del cava”, subraya Rafael del Rey, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino. En poco más de 25 años, las exportaciones han pasado de representar la mitad del total de la comercialización de cava, en 1990 a dispararse hasta más del 81% que el mercado nacional. “Este protagonismo indiscutible de los mercados exteriores frente al consumo interior para las empresas españolas es algo que ha ocurrido con el cava español, como para el conjunto de los vinos, de los que ya exportamos más del doble de lo que consumimos dentro de nuestras fronteras”, señala Del Rey.


El cava es el primer vino burbujeante del mundo, presente en 130 países


Pedro Bonet saca pecho de estos datos y destaca que el cava es el primer vino burbujeante del mundo, presente en 130 países. Sus ventas están a años luz del champán y del prosecco: 131 millones de botellas frente a los 11 y 0,52 millones de los productos francés e italiano. El presidente del Consejo Regulador del Cava destaca que el lanzamiento del ‘cava de paraje calificado’ “todavía incrementará más esta distancia, ya que colocará al espumoso nacional en los principales establecimientos internacionales, al lado del mejor champán francés, hecho que brindará un nuevo reconocimiento mundial a la calidad que ya existe en nuestras bodegas”.

Desde el Observatorio Español del Mercado del Vino, su presidente califica la apuesta por la alta gama como “interesante” y elogia la iniciativa del consejo regulador de “identificar distintos tipos de productos, aptos para distintos segmentos de mercado y permitir que el consumidor elija el tipo de vino que prefiere, sabiendo en todo momento lo que compra”.

CAMBIO DE PARADIGMA EN ESPAÑA

Cava vinyas

La transformación comercial también se ha dejado notar en el mapa del cava nacional, donde se ha diversificado el producto y las marcas, así como también las regiones productoras. El cambio ha llegado para barrer el oligopolio de Freixenet y Codorníu y dejar paso a otras marcas como Jaume Serra de García Carrión, que se ha servido una buena parte del pastel del cava -cerca del 25% si también se cuenta la marca blanca que produce para Mercadona- copiando la estrategia de Freixenet: precios muy competitivos que copan el sector gran consumo.

Sin embargo, la empresa liderada por José Luis Bonet parece ajena a la competencia y las broncas internas entre los Ferrer, Bonet y Hevia, por el accionario de la compañía, no han afectado a sus resultados: Freixenet logró incrementar en un 5% su facturación en el ejercicio cerrado el pasado 30 de abril, hasta 529 millones de euros y el beneficio neto mejoró un 6,7%, con unas ganancias atribuidas de 2,35 millones, según datos recogidos por Expansión. El cisma en el seno de la compañía se ha solucionado con una decisión salomónica: el consejo de las bodegas ha nombrado una nueva comisión directiva que estará formada por un miembro de cada una de las familias. Lo formarán el actual consejero delegado, Pedro Ferrer, el actual vicepresidente Enrique Hevia, y Eudaldo Bonet.

Mucho peor lo están pasando en Codorníu. Según las cuentas consolidadas presentadas en el Registro Mercantil, el grupo Codorníu Raventós entró en pérdidas en 2015, con unos números rojos de 5,4 millones de euros, a pesar de que las ventas se incrementaron un 7% el año pasado.


“Estamos seguros de que gran parte de los españoles consume los productos que le gustan sin dejarse llevar por otro tipo de cuestiones”

Ante este panorama, el tradicional dominio de las bodegas catalanas ha dejado espacio a los cavas extremeños y aragoneses, que despuntan con fuerza. Los productores de cava aragonés prevén mantener esta tendencia al alza. Meritxell Villas, directora de AragonMeGusta.com, comenta en un comunicado que los espumosos aragoneses están ganando cada vez más un mayor reconocimiento frente a los catalanes. En la otra punta de España, el cava extremeño, primero en conseguir reconocimiento en el mercado y apoyado por una serie de iniciativas públicas, crece de forma muy significativa: un 26% el año pasado y alcanzando los 5 millones de botellas, cifra que supone duplicar la producción en tres años.

Sin embargo, el cava sigue hablando fundamentalmente catalán. Según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino una gran parte del espumoso en general y, por supuesto del cava, como principal denominación de origen de espumosos de España, se hace en Cataluña. Así, de las 234 bodegas inscritas en la DOP Cava, apenas 23 figuran fuera de Cataluña, particularmente en Requena, Rioja, Aragón y Extremadura. Por otra parte, de los 435 millones de euros exportados el pasado año de vinos espumosos (cava y otros) desde España, el 82% salió de Cataluña.

En la DO Cava insisten en que no hay zonas que se expanden por encima de otras y Pedro Bonet afirma que el “crecimiento es proporcional y homogéneo”. Rechaza, por tanto, vincular el auge de cavas no catalanes al tradicional boicot al espumoso catalán por cuestiones políticas. Un bloqueo que ha disminuido con el paso de los años y que tuvo su punto álgido en 2005. “El consumidor es bastante racional en este sentido, aunque el que hizo boicot en el pasado, seguirá con la misma actitud”, argumenta Bonet. Rafael del Rey también le quita hierro al asunto del boicot: “Estamos seguros de que gran parte de los españoles consume los productos que le gustan, que encuentra y cuyo coste pueden afrontar, sin dejarse llevar por otro tipo de cuestiones”, concluye.

Noticias relacionadas

contador