Nippon Steel y US Steel han presentado "múltiples demandas" contra el bloqueo establecido por el presidente de EEUU, Joe Biden, a la compra de la entidad estadounidense por parte de la firma japonesa. El mandatario norteamericano alegó la semana pasada motivos de "seguridad nacional" para frenar la operación.
Las compañías consideran que "Biden ignoró el estado de derecho para ganarse el favor" de los sindicatos y así "apoyar su agenda política". Además, creen que el mandatario ejerció su "influencia" sobre el Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos, que, según las firmas, "no llevó a cabo un proceso de revisión regulatoria de buena fe y centrado en la seguridad nacional, privando a Nippon Steel y US Steel de la oportunidad que les corresponde para una consideración justa".
También acusan a la compañía Cleveland-Cliffs, que habría "tratado de impedir que se cierre la transacción y que cualquier otra parte que no sea Cliffs adquiera US Steel". Según la acusación, la firma con sede en Ohio pretende "perjudicar de otro modo la capacidad de US Steel para competir, todo ello como parte de una campaña ilegal más amplia para monopolizar los mercados nacionales del acero".
"Desde el inicio del proceso, tanto Nippon Steel como US Steel se han comprometido de buena fe con todas las partes para subrayar cómo la transacción mejorará, no amenazará, la seguridad nacional de los Estados Unidos, incluso revitalizando las comunidades que dependen del acero estadounidense, reforzando la cadena de suministro de acero estadounidense y fortaleciendo la industria siderúrgica nacional de Estados Unidos contra la amenaza de China", destacan las compañías.
De esta manera, ambas consideran que "Nippon Steel es el único socio dispuesto y capaz de realizar las inversiones necesarias (incluidos no menos de 1.000 millones de dólares para Mon Valley Works y aproximadamente 300 millones de dólares para Gary Works como parte de los 2.700 millones de dólares comprometidos) para proteger y hacer crecer a US Steel en beneficio de de los empleados, las comunidades en las que opera y toda la industria siderúrgica estadounidense".
"Seguimos confiando en que la transacción es el mejor camino a seguir para asegurar el futuro de US Steel, y defenderemos vigorosamente nuestros derechos para lograr este objetivo", concluyen.