LEÓN, 6 (EUROPA PRESS)

Naturgy ha realizado este viernes con éxito la voladura controlada de las torres de refrigeración de la central térmica de La Robla (León) tras varias semanas de preparación.

La operación se ha llevado a cabo con las máximas medidas de seguridad, el mínimo impacto ambiental y con un cumplimiento riguroso de la normativa vigente, según el comunicado de Naturgy recogido por Europa Press.

Las torres tenían una altura de aproximadamente 100 metros y su diámetro en la base era de 73 metros. En conjunto, su forma hiperboloide representaba un volumen de unos 220.000 metros cúbicos y un peso de más de 9.000 toneladas cada una.

Para su derribo se ha utilizado la técnica de la fulminación, por la cual se han desplomado sobre su vertical con un ligero vuelco, pero sin efecto de basculamiento, con el fin de agrupar hacia ese lado todos los escombros.

Tras los correspondientes cálculos de estabilidad, se han practicado trabajos de debilitamiento y, en el momento del disparo, las cargas explosivas han fragmentado los pilares de apoyo haciendo que las construcciones perdieran su equilibrio y colapsaron por su propio peso.

El tiempo que ha transcurrido desde el momento del disparo hasta que la estructura se ha encontrado en el suelo ha sido de unos 5 segundos y, en total se han utilizado 182 kilogramos de dinamita y 378 metros de cordón detonante, y la ráfaga del disparo ha tenido una duración de 4.200 milisegundos.

La tecnología utilizada (detonadores electrónicos) ha permitido controlar la continuidad de la cadena pirotécnica hasta el momento del disparo y la demolición mediante esta técnica es una de las más eficientes para el desmantelamiento de centrales, ya que minimiza los riesgos para los trabajadores, favorece la economía circular y contribuye a reducir el impacto ambiental.

Se estima que se recuperarán 106 toneladas de hierro y 18.000 toneladas de hormigón, que serán reciclados y para minimizar el polvo que podía provocar el colapso de las torres, se ha dispuesto un sistema de cortinas de agua que han surgido desde unas trincheras construidas en el suelo e impulsadas por cordón detonante y cuya ráfaga, inmediatamente después del disparo de la torre, ha tenido una duración de unos 10 segundos.

DESMANTELAMIENTO

El proyecto de desmantelamiento de la central térmica fue presentado en junio de 2019 ante el Ministerio de Transición Ecológica y se optó por una demolición selectiva, que permite rentabilizar en lo posible los materiales susceptibles de reciclaje y genera un menor impacto ambiental que el que produce una demolición convencional.

Con una inversión de 12,9 millones de euros, el objetivo es hacer desaparecer las actuales instalaciones y dejar los terrenos adecuados desde el punto de vista ambiental, unas obras que están siendo llevadas a cabo por la empresa vasca Lezama Demoliciones.

Esta actividad da empleo a alrededor de 90 personas, que han completado más de 140.000 horas de trabajo y, hasta la fecha, se ha realizado prácticamente el 50 por ciento de los trabajos programados para el desmantelamiento.

Entre los equipos ya desguazados se encuentran parte de las turbinas y alternadores que generaban la energía eléctrica y los transformadores que conectaban la central con la red eléctrica de transporte.

También han desaparecido las cintas que transportaban el carbón desde el parque de almacenamiento a las tolvas para su consumo en las calderas, así como parte de los conductos de humos que conectaban estas con las chimeneas y la previsión es que la voladura de la chimenea sea también este mismo año.

Naturgy ha recordado que, junto a Enagás, lidera un proyecto para impulsar en La Robla la mayor planta de hidrógeno de España, con el objetivo de producir hasta 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, el proyecto contempla la construcción de una planta fotovoltaica de 400 MW y un electrolizador de hasta 60 MW. El proyecto, que se ubicará en los terrenos de la térmica de La Robla, cuenta con un presupuesto de cerca de 200 millones de euros.

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