La multinacional lidera o participa en varios proyectos y cuenta ya con RPAs propios

MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

El uso de los Vehículos Remotamente Tripulados (RPAs), conocidos como drones, en el ámbito civil abrirá un nuevo mercado que generará un importante volumen de negocio en todo el mundo, pero para ello es necesario solventar los retos tecnológicos que presentan, aspectos en los que trabaja la multinacional Indra.

El número de aplicaciones civiles de los RPAs es "extremadamente amplio" e incluye, entre otras, tareas de vigilancia y seguridad, control de cosechas, mantenimiento de infraestructuras, sanidad, cartografía, construcción o distribución logística.

Sin embargo, su desarrollo en Europa se encuentra a la espera de que la legislación permita que vuelen en el espacio aéreo no segregado, el mismo que emplean las aeronaves convencionales, lo que pasa por solucionar algunos retos tecnológicos que presentan estos dispositivos en los que Indra trabaja.

Con el fin de avanzar en el desarrollo de una solución que permita a un RPA detectar en vuelo a otras aeronaves y realizar una maniobra de evasión de forma autónoma se ha puesto en marcha el proyecto europeo de I+D MIDCAS, en el que participa Indra.

MIDCAS es una iniciativa impulsada por cinco países, coordinada por la Agencia de Defensa Europea, donde participan las empresas del continente más importantes del sector, coordinadas por SAAB, y que cuenta con una financiación de 50 millones de euros.

ÉXITO DEL PROYECTO EUROPEO MIDCAS.

El proyecto europeo ya ha desarrollado "con éxito" el primer prototipo del sistema 'Sense & Avoid', que es capaz de evitar la colisión con aeronaves no cooperativas (aquellas que no facilitan información sobre su rumbo, velocidad y posición), lo que ha situado a la industria europea un paso por delante de los competidores de otras partes del mundo.

Esta función es de vital importancia para garantizar la seguridad en todos los casos, también cuando la aeronave 'intrusa' no cuenta con este tipo sistemas o transpondedores, que interrogan y responden a otras aeronaves en vuelo de forma automática.

Por otro lado, Indra también ha coordinado el proyecto Ultra, financiado por la UE y que concluyó a finales de 2013, cuya finalidad es elaborar recomendaciones para poder integrar progresivamente los RPAs ligeros, aquellos con una masa operativa máxima de 150 kilogramos, en el espacio aéreo europeo.

En concreto, la compañía dirigió la preparación de un plan para la integración de los RPAs ligeros en una fecha tan cercana como el año 2017, así como para desbloquear el mercado civil para aparatos de mayor tamaño en un plazo de 10 a 15 años.

COMUNICACIÓN POR SATÉLITE.

Otro importante proyecto que Indra ha liderado ha sido DeSIRE (Demonstration of Satellites enabling the Insertion of RPAS in Europe), una iniciativa que tuvo como objetivo demostrar la viabilidad de las comunicaciones por satélite para que las aeronaves remotamente tripuladas puedan volar en un espacio aéreo no segregado.

El proyecto se completó con éxito tras superar pruebas reales en las que un RPA realizó una serie de vuelos despegando desde la base aérea de San Javier (Murcia) y coordinándose con el centro de control aéreo de Enaire en Barcelona.

Las pruebas demostraron que la presencia del RPA no suponía un problema para otras aeronaves ni tampoco una mayor carga de trabajo para los controladores aéreos, en una zona que además presenta un tráfico de aeronaves intenso.

PRIMERAS APLICACIONES.

La principal ventaja que ofrecen estas aeronaves tripuladas de forma remota es su capacidad para realizar tareas repetitivas, volando más horas y pudiendo completar trabajos de riesgo de forma mucho más eficiente.

De los múltiples campos del ámbito civil en los que se emplearán estos dispositivos, uno de los primeros será el de la seguridad marítima, dada la situación de emergencia en el Mediterráneo, las actividades de las mafias y la dificultad que supone vigilar zonas extensas. Los RPAs harán más sencillo garantizar la seguridad en el mar, ya que se reducen los riesgos para personas, infraestructuras y otras aeronaves.

Con este objetivo, Indra ya trabaja en el proyecto Targus, una iniciativa que pasa por adaptar el avión ligero de vigilancia marítima MRI P2006T y convertirlo en una Aeronave Opcionalmente Pilotada, que admita llevar un piloto a bordo o prescindir de él, según convenga. Targus será la primera aeronave de este tipo desarrollada en España.

Para ello, ya ha implantado los sistemas necesarios y cuenta con las autorizaciones necesarias para abordar la fase de pruebas de vuelo final, que ha ofrecido realizar en el centro de desarrollo de vehículos aéreos no tripulados (UAVs) proyectado por la Xunta de Galicia en las instalaciones del aeródromo de Rozas (Lugo).

La compañía opta a convertirse en socio tecnológico de la Xunta para fomentar y desarrollar dichas instalaciones. Este centro ofrece un espacio aéreo segregado que facilita la realización de pruebas con prototipos.

Por otro lado, Indra ya cuenta con RPAs de desarrollo propio, entre ellos el helicóptero no tripulado Pelícano, un sistema pensado para poder embarcarse en un buque y llevar a cabo misiones de reconocimiento, aunque también podría llevar a cabo misiones en tierra.

En esta línea, también ha desarrollado el avión no tripulado de rápido despliegue MANTIS que ofrece un alcance aproximado de 15 kilómetros y dos horas de autonomía para cubrir operaciones tácticas y que actualmente se encuentra operativo.

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