• "Resolvimos las incógnitas de Dogi y el mercado lo ha premiado", asegura su presidente, Eduardo Navarro
  • Dogi, suspendida de cotización de 2011 a 2014, supera los 300 millones de valor bursátil
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Eduardo Navarro e Ignacio Mestre, ex CEO de Dogi.Archivo / EP

Eduardo Navarro, socio fundador de Sherpa Capital, presidente de Dogi y su primer accionista en representación del fondo con el 67% de las acciones, explica a Bolsamanía algunas de las claves de la vuelta por completo que ha dado la compañía en poco más de tres años. La cotización de la textil catalana sube un 400% en ocho meses.

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El fondo entró en su capital en octubre de 2013 para acometer su reestructuración financiera cuando Dogi estaba en proceso de concurso (suspensión de pagos) y de negociación con sus acreedores. Sherpa inyectó 3,8 millones de euros en dos ampliaciones de capital que le dieron el control sobre el 75% de la sociedad en detrimento de los fundadores de la firma textil, la familia Domenech, que conservaron una participación del 7% hasta poco antes de que comenzase el rally bursátil del 400%. Su salida fue vista con buenos ojos por los sufridores accionistas que habían vivido el concurso y ampliación tras ampliación de capital.

Después de las ampliaciones, Sherpa Capital lanzó una OPA sobre la totalidad de la empresa cuando ésta todavía no había regresado a cotización -estuvo suspendida entre 2011 y 2015- que costó poco más de 2.000 euros en total debido a la escasa aceptación que convocó la oferta y su precio (6 céntimos por título). Eduardo Navarro, socio fundador de Sherpa Capital, presidente de Dogi y su primer accionista en representación del fondo con el 67% de las acciones, explica a Bolsamanía algunas de las claves de la vuelta por completo que ha dado la compañía en poco más de tres años y, sobre todo, cómo ha subido el valor un 400% en la Bolsa en apenas ocho meses y haya superado los 300 millones de euros de valor en bolsa. La participación del mayor accionista de la empresa tiene un valor de 200 millones a los precios actuales, que supone unas plusvalías latentes -sin contar con la inversión en deuda- de 50 veces.

DESAFÍOS RESUELTOS

Compramos la compañía siendo negocio que estaba en el sector textil del tejido ‘elástico’, que no está mal pero que es bastante maduro. Nosotros teníamos tres grandes desafíos e incógnitas por resolver. La primera cuestión de los inversores era: ¿vais a ser capaces de darle la vuelta al negocio tradicional? La segunda pregunta: ¿vais a conseguir encontrar nuevos negocios o actividades dentro del sector textil con un margen rentable? Y la tercera pregunta: ‘ustedes han llegado diciendo que van a hacer adquisiciones y estuvimos un año sin hacerlas’”, explica Navarro, que aterrizó en la histórica textil catalana a finales de 2013 y logró una quita sobre la deuda que arrastraba el grupo a cambio de reflotarlo.

Las incógnitas que sobrevolaban Dogi, bajo la dirección de Navarro y Alfredo Bru (CEO), comenzaron a resolverse y la cotización despegó como un cohete poco antes del verano de 2016. “Lo que ha pasado en este último año es que la contestación a esas tres preguntas ha venido de golpe con la evolución positiva de resultados y la compra de Treiss”, apunta Navarro. “Primero conseguimos poner en orden el negocio tradicional. Después dimos resultados y con la compra de Treiss entramos en un nuevo nicho de negocio y aportamos una compañía que gana 5 millones de euros sin ampliar capital. Y esto ha sido muy bien valorado por el accionista porque se hizo en condiciones muy ventajosas”, asegura el ejecutivo de Sherpa y Dogi.

Navarro cuenta como con la compra de Treiss, un proveedor de marca blanca de grandes grupos como Inditex o Mango, entre otras, Dogi ha dado un paso de gigante hacia la creación de un grupo textil, ya que no sólo fabrica bobinas de tejido, sino que también realiza prendas terminadas bajo demanda para estos grandes gigantes de la moda. Pero el objetivo de Dogi es ir más allá y saltar a nuevos subsectores dentro del textil para dar la dimensión de grupo a la pequeña empresa catalana, que hasta la entrada de Sherpa estuvo más cerca de la liquidación que de sobrevivir.

Dogi, en su plan hasta 2020, prevé superar los 200 millones de euros de facturación y seguir comprando empresas. “Nosotros hemos dicho abiertamente que nuestro proyecto es de adquisiciones. Queremos hacer varias compras todos los años porque las adquisiciones deben estar en el ADN de Dogi”, asegura Navarro. Por el momento, el mercado español ha dado un espaldarazo a la compañía catalana hasta el punto de convertirla en la mejor acción en España durante 2016 y que supere por valor en bolsa a empresas como Adolfo Domínguez, entre otras.

Entre enero y septiembre de 2016, Dogi registró unas pérdidas de 742.000 euros, un 80% menos que los 3,7 millones del mismo periodo de 2015. Si incorporase al perímetro de negocio Treiss, su beneficio neto podría haber alcanzado los 3,9 millones. Sus ventas en nueve meses rozaron los 30 millones de euros sin su adquisición y, con ella, superaría con holgura los 50 millones, cifra que les coloca a velocidad de crucero para alcanzar los 200 millones que se han marcado como objetivo de aquí a cuatro años.

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