- Los Benjumea, Aya, Solís, Abaurre y Sundhein se quedarán con un 1,4% del capital
A Abengoa no va a haber quien la conozca. De aquella empresa sevillana que aspiraba a desempeñar un papel protagonista en todo el mundo en el universo de las renovables no va a quedar casi nada. Ni los apellidos. Sobre todo, eso, porque los nombres propios que dominaban la empresa, con los Benjumea al frente, apenas tendrán un papel residual en la nueva estructura del capital de la empresa.
La sociedad a través de la que acapararon el control de la empresa, Inversión Corporativa, quedará fuertemente diluida. Este vehículo, que aglutinaba las participaciones de las familias Benjumea, Aya, Solís, Abaurre y Sundhein, llegó a controlar más del 50% de los derechos políticos de la sociedad gracias a la división entre las acciones A, que daban más derechos de voto, y las B.
Ahora, con la propuesta de fusionar ambas clases de títulos y reestructurar el capital, que se combina con el nombramiento de un nuevo Consejo, esa influencia se verá diluida hasta el extremo. Inversión Corporativa permanecerá con apenas el 1,4% en el capital, puesto que el 95% de la empresa pasará a manos de quienes se 'mojen' en la refinanciación y el 5% restante repartirá entre los actuales accionistas de la empresa. En esta fracción es en la que quedará encasillada la sociedad de las familias históricas de Abengoa.