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Meses de transformación, tanto a nivel corporativo como de negocio. El grupo de distribución DIA está inmerso en la ampliación de capital que ha puesto en marcha su principal accionista Mijaíl Fridman (que controla el 70% del accionariado) y mantiene, al mismo tiempo, el proceso de revisión sobre su actividad, a la espera de un nuevo plan de negocio. Este último paso ya se ha traducido en decisiones dolorosas, como el cierre de tiendas o el recorte de plantilla. También, en la revisión de los productos que tiene a la venta en sus establecimientos. Lo que sí da por superados son los problemas de suministro.

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La compañía ya explicaba al presentar los resultados de los nueve primeros meses de 2019 que sus ingresos en España se habían visto “muy afectados por la situación de falta de existencias”, según reconocía en la presentación que remitió hace unos días a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En concreto, indicaba que sus ventas brutas bajo enseña descendieron un 8,1% hasta septiembre y las netas un 7,8%. Las primeras se quedaron en el entorno de los 3.763 millones de euros; y las segundas rozaron los 3.130 millones.

No eran los únicos factores, porque también atribuía esta evolución a la baja en su mercado doméstico “al entorno negativo en los medios de comunicación” y al “fuerte descenso de la inversión en promoción”.

En cambio, DIA fecha en el pasado los problemas de existencias. Según explica la empresa a Bolsamanía, su impacto está acotado al primer semestre de 2019 y, aunque sigue influyendo en el cómputo del conjunto del ejercicio (y lo seguirá haciendo al cierre del año), ya se ha vuelto a la operativa habitual. Sin problemas tampoco en lo que afecta al pago a los proveedores, una vez retomadas las vías de financiación con la banca.

RACIONALIZAR LAS REFERENCIAS

Lo que no da por concluido es el proceso de racionalización de referencias. La compañía explica que ha detectado duplicidades, algo que no afecta sólo a las marcas de los fabricantes que comercializa, también a su enseña propia. Es decir, sigue en marcha el proceso de redefinición de su oferta comercial.

En este caso, a la CNMV comunicó que lo que busca es una “mayor simplificación" y "una mejora de la productividad”, además de una mejor propuesta de valor para los clientes. Esta situación ha golpeado su negocio, más en Brasil que en España, por la liquidación de existencias que ha tenido que llevar a cabo.

DIA especifica, a través de un portavoz, que "todavía es muy pronto" para hablar de cifras concretas respecto a esta revisión de productos (como cuántas referencias se van a retirar) porque, de momento, se trata de test. También, que se está revisando todo tipo de productos, ya sean frescos o no perecederos. Además, recuerdan que, en el sector de la distribución, las revisiones de oferta "nunca" acaban, porque hay que adaptarse continuamente a las preferencias de los clientes.

La empresa que dirige Karl-Heinz Holland, quien en el pasado fue responsable de la cadena alemana Lidl, aún está, por tanto, en fase de diseño de su nueva hoja de ruta. Aseguró a la CNMV que, al cierre del ejercicio, elaborará un plan de negocio a largo plazo y evaluará la recuperabilidad de sus activos. A 30 de septiembre, ya había cerrado más de 750 establecimientos (de ellos, 374, en España) y que esta decisión le ha conllevado un coste que supera los 18 millones de euros.

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