Deutsche Bank vuelve a estar solo. Tras romper las negociaciones para fusionarse con Commerzbank, el banco ha anunciado que trabajará por su cuenta para mejorar su situación, algo que le pone de nuevo en el disparadero y que le convierte otra vez en un riesgo potencial para la banca europea, dado que su viabilidad está más que cuestionada.
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"La dirección de Deutsche Bank dice que continuará revisando las alternativas, pero no está claro de qué se trata. Está perdiendo cuota de mercado en su área de inversión de manos de los grandes bancos estadounidenses y los costes de financiación son mayores que los de sus rivales", explica Neil Wilson, responsable de análisis de Markets.com. "Ir en solitario va a ser difícil", advierte Wilson.
Deutsche publica este viernes sus resultados, pero aprovechó el comunicado hecho ayer para hablar de Commerzbank para adelantar unas cifras que han sido mejores de lo previsto. Para el primer trimestre se espera un beneficio antes de impuestos de 290 millones de euros y un beneficio neto de 200 millones, superando las estimaciones de 140 millones y 55 millones, respectivamente. El objetivo de ROTE para 2019 sigue estando en el 4%.
Christian Sewing, consejero delegado de Deutsche Bank, dijo este miércoles que tanto ellos como Commerzbank habían "llegado a la conclusión de que esta transacción no habría creado suficientes beneficios para compensar los riesgos adicionales de ejecución, los costes de reestructuración y los requisitos de capital asociados a una integración de tal envergadura".
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Deutsche y Commerzbank rompen las negociaciones para su fusiónLa presión de los sindicatos parece que también ha sido clave en esta decisión. "Curiosamente no les entusiasmaba la perspectiva de una pérdida combinada de hasta 30.000 puestos de trabajo", ironiza Wilson, quien reconoce que cualquier acuerdo entre estos dos "titanes", hubiera sido "enormemente complejo". "Deustche aún estaba en el proceso de integración de Postbank, lo que ha resultado ser muy complicado. Otra mega-fusión no sería más fácil y multiplicaría los problemas de ejecución. Otro problema añadido fue la superposición de clientes y la fuga de éstos de una entidad combinada", explica este experto.
Sin embargo, el mayor obstáculo para esta operación ha sido el aumento de capital requerido. Deutsche Bank necesitaba recaudar hasta 10.000 millones de euros para financiar la fusión (las estimaciones oscilaban entre los 3.000 millones y los 16.000 millones). "No olvidemos que Deutsche ha pedido a los inversores 30.000 millones de euros desde 2010; otros 10.000 millones de euros iban a ser un problema difícil de resolver. En 2017, recaudó 8.000 millones de euros de los inversores. Una mayor dilución requería una justificación realmente sólida y que tanto la dirección como los trabajadores actuaran todos a una", añade Wilson.
Y COMMERZBANK ESCUCHANDO A PRETENDIENTES
Mientras Deutsche Bank se queda sólo, parece que a Commerzbank no le faltan 'novios'. Se ha publicado que UniCredit podría pujar por el banco, al igual que ING. El Gobierno germano, sin embargo, no vería ninguna de estas dos operaciones con buenos ojos dado que supone que un banco alemán cambie de manos.
Los analistas tampoco ven clara ninguna de estas opciones y dudan de su viabilidad precisamente por una posible oposición del Gobierno alemán.
"Preferiríamos que la dirección de UniCredit siguiera centrándose en la reducción del riesgo de su cartera de productos no básicos y en la reducción de costes orgánicos. En el caso de ING, consideramos que la estrategia de liderazgo digital del banco es un diferenciador clave y preferiríamos que continuara su camino de crecimiento orgánico, tal como se esbozó durante el Día del Inversor del mes pasado", señalan desde el banco canadiense RBC.