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El último ejercicio de DIA fue un descenso a los infiernos para la cadena de supermercados. Pero los problemas de la compañía empezaron hace tiempo, en 2016, a causa de su atraso en la adaptación a las nuevas tendencias del sector, permitiendo que la competencia tomara ventaja, y a las irregularidades en las cuentas de los ejercicios anteriores que se han detectado.
Así lo ha explicado el consejero delegado de DIA, Borja de la Cierva, ante los accionistas este miércoles en Madrid, subrayando "un antes y un después" en la compañía con 2016 como punto de inflexión, cuando la gestión estaba a cargo de Ricardo Currás, CEO de la cadena durante la última década.
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Junta de DIA: cinco escenarios posibles en el enfrentamiento Fridman-Consejo"Los últimos doce meses han sido los más convulsos y complicados de la compañía desde su fundación", ha afirmado De la Cierva en su discurso ante los accionistas. El consejero delegado ha hecho un repaso cronológico del último año, período del que ha destacado tanto la buena sintonía con LetterOne en su visión del futuro de DIA hasta el pasado octubre -cuando informó de la necesidad de reformular las cuentas de 2017 y recortar las previsiones de 2018-, como el compromiso de los directivos actuales con un plan para devolver a DIA su lustre.
El ejecutivo, que asumió como consejero delegado a finales de diciembre, ha subrayado dos aspectos que atañen a la frágil situación financiera de DIA: la reexpresión de las cuentas de 2017 (que redujeron el beneficio reportado en 9 millones y las reservas en 60 millones) y el resultado del test de deterioro de activos que comunicó a finales de 2018. Para el ejecutivo, estas circunstancias condicionan la necesidad de tomar las medidas que proponen, desde la ampliación de capital para revertir la causa de disolución al despido de más de 1.600 trabajadores para reestructurar la compañía.
De la Cierva ha defendido que DIA ha vivido dos periodos claros, marcados por un año de inflexión, 2016, momento desde el que han detectado las irregularidades contables que ya han trasladado a la CNMV y por las que han interpuesto las pertinentes demandas. "Desde que DIA salió a bolsa hasta 2016 registró resultados brillantes desde cualquier punto de vista; a partir de ahí, la compañía no supo responder a los cambios de tendencia en el consumo y este atraso coincidió con las irregularidades en las cuentas", ha señalado.
La cadena de supermercados acumulaba una deuda financiera de 1.450 millones al cierre de 2018, ha recordado De la Cierva, que se explican por los cumplimientos de los compromisos de pago -con algunos vencimientos adelantados debido a la situación de la compañía durante el final del ejercicio-, al pago de 110 millones en dividendos a cargo de 2017 pagado en junio del año pasado y pagos recurrentes, destaca el ejecutivo.
Eso sí, ningún miembro del consejo conocía estas irregularidades que han llevado ya a la CNMV y a la Fiscalía Anticorrupción, han asegurado respondiendo a las peticiones de los accionistas de que se aclare la responsabilidad del anterior equipo gestor. "Durante toda la investigación no hemos encontrado ni uno solo indicio que demuestre que el consejo de administración fuera conocedor de estos hechos, simplemente algunos máximos responsables de la parte ejecutiva", ha explicado el consejero ejecutivo de DIA, Miguel Angel Iglesias Peinado, en respuesta a los accionistas.
Iglesias Peinado ha recordado que tras conocerse las prácticas contables irregulares detectadas en las cuentas de 2017 y las desviaciones del ejercicio de 2018, DIA realizó junto a EY una investigación forense que duró cuatro meses y en la que se interrogó a más de 30 personas, para "analizar lo ocurrido" y "depurar" responsabilidades, que se saldaron con medidas disciplinares y la salida de los "máximos responsables de las áreas comerciales y financieras".
NUEVO PRESIDENTE
Desde que Ana María Llopis comunicó hace un año su dimisión de la presidencia de DIA, la compañía inició un proceso para designar a su sucesor, pero no ha encontrado "la estabilidad necesaria" en la compañía para poder cerrar este aspecto, ha explicado el vicepresidente primero de DIA, Richard Golding. Ha indicado que no faltan candidatos con talento para asumir, pero las necesidades de la compañía han hecho que se centraran en otros aspectos. Aun así, esperan nombrar pronto un presidente, ha indicado Golding.