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El mayor prestamista de Dinamarca, Danske Bank, se ha desplomado este miércoles más de un 9% tras anunciar un 'profit waring' (advertencia de beneficios) y pronosticar que sus ganancias de todo el año estarán en el rango inferior de sus previsiones.
En el segundo trimestre, Danske obtuvo un beneficio neto de 4.230 millones de coronas danesas (663,9 millones de dólares), frente a 4.790 millones de coronas danesas en el mismo periodo del año anterior. Se esperaba que el banco con sede en Copenhague obtuviera un beneficio neto de 4.580 millones de coronas danesas, según el consenso de FactSet.
El margen de intereses del segundo trimestre ascendió a 5.880 millones de coronas danesas, frente a los 5.780 millones del mismo periodo del año anterior. Los analistas esperaban que esta cifra se situara en los 6.010 millones de coronas danesas, según el consenso proporcionado por FactSet.
El banco confirmó que prevé que el beneficio neto para 2018 se sitúe entre 18.000 y 20.000 millones de coronas danesas, pero añadió que estima una cifra más cercana al límite inferior de ese rango.
Danske dijo que su CET1, una medida clave de la solidez financiera, se mantuvo en 15,9% al final del primer semestre.
ESCÁNDALO DE BLANQUEO
El banco ha contratado a Philippe Vollot para sumarse a su equipo ejecutivo. Vollot asumirá su cargo el 1 de diciembre. La persona a la que sustituye en el cargo dimitió la semana pasada en medio de un escándalo de blanqueo de dinero en Estonia.
Con la incorporación de Vollot, quien ha desarrollado su carrera en Deutsche Bank, donde los últimos años ha liderado los esfuerzos contra el blanqueo de capitales y los delitos financieros, el consejo de Danske Bank pasará a estar compuesto por nueve miembros.
El pasado mes de abril, el banco danés anunció la dimisión de Lars Morch, hasta entonces miembro del consejo ejecutivo de Danske Bank y responsable de banca de negocios de la entidad desde 2012, incluyendo el área de banca internacional y las operaciones en los países bálticos. El diario danés 'Berlingske' reveló que la laxitud de los controles en la filial estonia de Danske Bank habría permitido entre 2007 y 2015 el blanqueo de capitales procedentes de países como Rusia, Moldavia o Azerbaiyán.