“Nadie nos está pidiendo cambios, pero no podemos no cambiar”, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, justificaba así el pasado 27 de noviembre la nueva hoja de ruta de la compañía. Su principal intención: reestructurar la operadora en torno a nuevas unidades de negocio y priorizar exclusivamente cuatro mercados (España, Alemania, Reino Unido y Brasil), dejando en el aire su continuidad (en solitario o con socios) en el resto de países latinoamericanos donde opera.
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Y ese plan a futuro va a tener que definirse e implementarse en este 2020. Se verá además reflejado en su evolución en el parqué, después de un 2019 donde la cotización de la ‘teleco’ se resintió un 18%, dejando su valor en bolsa en los 32.200 millones de euros.
DEFINIR SU FUTURO EN AMÉRICA LATINA
Es sin duda el principal reto de Álvarez-Pallete, porque definirá el perímetro de negocio de la multinacional. Básicamente, todas las opciones están sobre la mesa después de que reconociera públicamente que no descarta salir de los ocho mercados que no considera claves: Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Ecuador, Uruguay y Venezuela.
“Vamos a dosificar nuestra presencia, tenemos opcionalidad de acelerarlas, de combinar negocio. Si eso significa reducir la exposición a esos mercados, la reduciremos”, aseguró sin dobles lecturas. Sin embargo, directivos de algunos de los países afectados descartaron una desinversión total. Es decir, se priorizaría la búsqueda de socios para rebajar la exposición a mercados que no aportan crecimiento estratégico.
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¿Qué perdería Telefónica sin Latam? Un 20% de ventas e inversión y 3 de cada 10 empleosOcho mercados que sí representan una porción del negocio considerable porque, a falta de los datos del recién acabado 2019, un año antes aportaron conjuntamente 9.894 millones de euros de volumen de ingresos, el equivalente al 20% de su facturación global.
NUEVOS SOCIOS EN SU NUEVA ESTRUCTURA
Y si Telefónica aglutina su actividad en América Latina en Telefónica Hispam (mientras define qué hacer con su el futuro de esos negocios), también ha empaquetado otras actividades bajo nuevos paraguas: Telefónica Tech y Telefónica Infra. Y, de nuevo, en esta última, está abierta a encontrar socios con los que compartir capital y, al mismo tiempo, hacer caja.
La joya de esa división de infraestructuras es Telxius, donde la operadora no está sola, dado que comparte el capital con KKR y Amancio Ortega. En este 2020, buscará alianzas o, como la propia compañía define, abre esta división a “a distintos esquemas de participación accionarial (mayoritaria o minoritaria)”. Y a vender activos de telecomunicaciones, ya sea a la propia Telxius o a otras compañías, dado que la operadora es propietaria de 66.000 emplazamientos (torres) y sólo 20.000 de ellas dependen directamente de Telxius.
CAPEAR UN NEGOCIO EN ESPAÑA DONDE AVANZA EL ‘LOW COST’
En su mercado doméstico, Telefónica se enfrenta a un entorno donde la guerra de precios se mantiene como estrategia comercial para arañar clientes y donde las compañías ‘low cost’ van ganando posiciones. Algunas de estas marcas que compiten por precio son filiales de las grandes (como Simyo, SIM Mundo y República Móvil, que dependen de Orange) pero otras, como la rumana Digi, operan de forma independiente.
“Hay un cambio radical, la cuota de captación del 'low cost' ha crecido más de un 25% en los últimos meses. El valor total del mercado está cayendo”, aseguraba hace sólo unas semanas el consejero delegado de Orange España, Laurent Paillassot. Habrá que esperar a las presentaciones de resultados de 2019 para ver cómo se refleja esa realidad en las cuentas de las operadoras. En el caso de Telefónica, la compañía pone el foco en los segmentos de precios más altos y en las ofertas convergentes, con fútbol incluido. Además, el mercado sigue a la espera de ver si desembarca Virgin, de la mano de Euskaltel.
REMONTAR EL VUELO EN BOLSA
El ejercicio 2020, para Telefónica, también va a estar definido por su evolución en bolsa. En 2019, la operadora tocó mínimos en agosto, cuando cayó por debajo de los 6 euros. No inicia el nuevo año muy por encima, porque cerró la última sesión del año a 6,23 euros.
Muy lejos quedan los máximos de la compañía de los últimos cinco años, porque hay que remontarse a 2015 para ver a Telefónica rozando los 14 euros por acción. Habrá que ver si los nuevos planes de Álvarez-Pallete devuelven a la compañía ese brillo bursátil.