El miedo se está tornando rápidamente en realidad. La altísima inflación y la crisis energética, así como los últimos datos macroeconómicos disponibles, están dando más alas que nunca a los temores de que la economía se sumirá próximamente en una recesión. Los mercados descuentan el peor escenario posible y la tendencia no podría ser peor: el Dow Jones cerró recientemente en mínimos de 2020 y las principales plazas europeas y asiáticas acumulan caídas de más del 5% en la última semana. En este contexto, muchos inversores buscan resguardarse en empresas grandes y consolidadas. Credit Suisse, en cambio, recomienda prestar atención a las ‘small caps’ o empresas de pequeña capitalización para salir bien parados en este escenario de incierto desenlace.
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Recesión, recesión, recesión... las bolsas descuentan el peor escenarioJan Berg, gestor de fondos de Credit Suisse, explica que, si bien se suele creer que este tipo de valores están en desventaja en tiempos de recesión, hay tres argumentos estructurales que “se pasan por alto” a la hora de tener en cuenta estas acciones.
En primer lugar, explica, “resulta evidente”, especialmente en una comparación a largo plazo, “que las acciones de baja capitalización pueden alcanzar valoraciones más altas” por su “crecimiento empresarial e innovación más rápidos”. Asimismo, Berg destaca que los índices de los valores de baja capitalización en Europa han superado a los de gran capitalización en un 60% durante el periodo comprendido entre 1997 y 2022. El porcentaje alcanza el 46% en el caso de Estados Unidos y supera el 50% en los mercados emergentes.
Por otra parte, el experto de Credit Suisse señala que el aumento del valor en los índices de baja capitalización, en comparación con los de gran capitalización es “especialmente notorio” en Europa: en el Viejo Continente, la tasa de crecimiento compuesto anual desde el inicio es del 6,7% frente al 3,3% de las grandes empresas, mientras que el Reino Unido se sitúa en el 7,7% frente al 4,7%. En las demás regiones, en cambio, esta diferencia ha sido menos abultada.
Asimismo, desde la firma helvética destacan diversos aspectos que benefician a este tipo de compañías en períodos de incertidumbre como el actual. Por ejemplo, la rápida capacidad de adaptación a entornos cambiantes, ya que su menor tamaño hace que los procesos de decisión sean más rápidos. “Esto les permite dar respuestas innovadoras a los continuos cambios de los mercados, además de un mayor crecimiento del negocio y un desempeño empresarial menos volátil”, argumentan.
En este sentido, destacan cómo los pequeños fabricantes europeos de pruebas rápidas para Covid-19 supieron responder muy rápidamente a los retos planteados por la pandemia, al tiempo que ampliaron “vertiginosamente” su posición en el mercado mundial, “reduciendo incluso su nivel de endeudamiento”. “Respondieron al desafío tomando decisiones de inversión veloces, lo que recompensó tanto a empresarios como a inversores”, añade.
Por otra parte, Berg destaca la mayor participación de la cúpula directiva y los fundadores de las ‘small caps’ en el devenir de la empresa. “Por nuestra experiencia, los directores generales suelen ser muy prudentes con el capital y cautelosos con el endeudamiento”, explica. “Las empresas de pequeña capitalización utilizan con frecuencia los ingresos generados por los productos de mayor éxito para invertir en la ampliación y el desarrollo de su gama de productos. Una gran parte de los beneficios se reinvierte, lo que puede procurar al inversor un gran aumento de la cotización, especialmente a largo plazo”.
En último lugar, el experto de la firma helvética subraya que la evolución de los valores de las empresas de pequeña capitalización está “estrechamente relacionada con el crecimiento económico”. “Los valores pequeños obtienen resultados significativamente inferiores a los de las grandes empresas cuando la economía se ralentiza, según los PMI”, argumenta, señalando que se espera un deterioro todavía mayor de estos indicadores si la situación energética se tensa y se produce un racionamiento de gas.
Con todo, indica, “el mercado ha descontado parcialmente este efecto” ya que “no se prevé una recuperación significativa hasta el segundo trimestre del próximo año”. “Las valoraciones de las empresas ya se han normalizado y la prima de valoración del 17% para los valores de baja capitalización frente a los de gran capitalización, considerada por la relación precio/beneficio, ya está en línea con la media de los últimos años”, agrega. Por tanto, sentencia Berg, “los inversores valientes podrían verse recompensados en los próximos meses”.