Los chicharros en bolsa son, por norma general, unos valores a los que los analistas no les prestan demasiada atención, ya sea por su bajo nivel de capitalización o porque presentan grandes oscilaciones en su cotización.
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Que el foco de atención no recaiga sobre ellos no es una novedad. Es mucho más llamativo que este interés ha ido decreciendo en los últimos años a pesar de que se trata de unos títulos que son muy atractivos para los pequeños inversores.
Algunas de estas compañías no tienen actualmente ningún analista siguiéndolas en FactSet. Es el caso de Coemac (antigua Uralita) y Audax Renovables. Ambos títulos perdieron al único experto que seguía su actualidad en julio de 2016, lo que supone cerca de tres años y medio sin consejos para los inversores.
Pero mayor ha sido la pérdida para Duro Felguera. En abril de 2016 llegó a tener hasta seis analistas siguiéndola en FactSet (su máximo histórico es siete), sin embargo, en julio de 2018 dijo adiós el último de los analistas, que se despidió con una recomendación de venta.
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PharmaMar corrige tras subir un 400% a la espera de su test del coronavirusMás esperanzas deben ver en Pharmamar. La farmacéutica actualmente cuenta con cuatros analistas siguiendo su actividad en bolsa, todo un récord en comparación con el resto de chicharros. Aunque esto no quita para que también se haya producido en ella una pérdida de interés.
En una situación muy parecida está Deoleo, que solo posee un analista siguiéndola en FactSet. Una cifra que se ha ido reduciendo en los últimos años, en mayo de 2016 tenía un total de siete. El único experto que la sigue en la actualidad recomienda tomar posiciones en la compañía.
Pero, ¿a qué se debe el escaso interés de los analistas en estos títulos? Se trata de valores de muy poco volumen por lo que cualquier movimiento que se produzca en ellos provoca mucha volatilidad. Además, tienen fama de especulativos.
La Mifid II tampoco ha sido un gran aliado para estas pequeñas empresas. Esta directiva europea ha provocado que haya menos valores estudiados debido a la mayor transparencia que se exige ahora. Antes de que entrara en vigor era muy común que el broker que compraba o vendía las acciones en Bolsa regalara el análisis a cambio de lo que cobraba por la compraventa. Esto no estaba exento de polémica, bajo esos análisis estaba la sombra de la ausencia de imparcialidad. Una práctica que ahora está prohibida.