La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha confirmado el archivo de la causa sobre las preferentes de Caja Madrid y Bancaja que dictó hace diez meses el instructor Fernando Andreu en tres autos en los que desestima los recursos impulsados contra aquella decisión por la Confederación Intersindical de Crédito (CIC).
En el caso de las preferentes de Caja Madrid, la Sala entiende que la petición de reabrir las pesquisas no puede atenderse "porque no se han encontrado indicios de que cuando se hizo la emisión" objeto de la investigación, la entidad "contara con deterioros contables que sus directivos ocultaron a sabiendas y con conocimiento de que con ello iban a despojar de su inversión a las personas que las suscribían".
Entiende además que el recurso "está fuera del objeto del procedimiento y ya no se pueden practicar más diligencias de instrucción". "No puede ahora revocarse el sobreseimiento acordado para investigar unos hechos que desde el principio fueron expresamente excluidos del objeto de la investigación y a los que por tanto, no se refiere el auto recurrido y además, el plazo máximo para practicar diligencias de instrucción está agotado", señala sobre este asunto.
Noticia relacionada
La Audiencia archiva el caso de las preferentes de Bankia porque no hubo "engaño"La Sala se sirve del mismo argumento en relación a Bancaja y añade que "no puede accederse a esta petición porque no se han encontrado indicios de que cuando se hizo aquella emisión" de preferentes, la entidad "contara con deterioros contables que sus directivos ocultaran a sabiendas" y no puede tampoco "extraerse la conclusión" de que la emisión "fuera el resultado de una planificación" por parte de los directivos para "capitalizarla encubriendo un deterioro patrimonial".
De este modo, la Audiencia Nacional cierra definitivamente la pieza separada que investigaba la emisión de preferentes y que el instructor Fernando Andreu archivó al entender que no había quedado acreditado que las entidades emitieran este producto financiero con el objeto de engañar a los inversores.