Mario Draghi, President of the European Central Bank, ECB

El Banco Central Europeo (BCE) ha dado a los bancos la mejor noticia que han recibido por su parte en los últimos meses: va a explorar medidas para contrarrestar el efecto negativo que los tipos bajos tienen en sus balances. Sin embargo, la noticia, que se tradujo en fuertes subidas en bolsa, viene con un toque de atención por parte de Mario Draghi, presidente de la autoridad monetaria, que considera que la baja rentabilidad de las entidades no es consecuencia de los tipos bajos, al contrario de lo que defienden siempre los gestores de la entidades.

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El supervisor bancario ha respondido en parte a las plegarias de las entidades, que desesperan por una subida de tipos. Después del jarro de agua fría de principios de marzo, cuando el BCE anunció que no se endurecerá la política monetaria hasta, al menos, finales de 2019 y que se retomarán las megasubastas de liquidez (TLTRO), Draghi quiere echar un cable a los bancos.

En un discurso pronunciado el miércoles en Fráncfort, el banquero abrió la puerta a implementar medidas para paliar el efecto de los tipos negativos sobre la banca de la zona euro. Aunque no concretó las medidas, la agencias Reuters publicó que la autoridad monetaria reducirá el interés que los bancos le pagan por mantener efectivo en sus arcas, una penalización equivalente al 0,4% de su exceso de reservas depositado allí.

Esta medida aliviaría en parte los balances de los bancos. Aunque las entidades no desglosan las cantidades depositadas, el conjunto de bancos de la zona euro tiene en sus arcas un total de 7.000 millones de euros, de acuerdo con Reuters.

Hace algo más de dos años, las entidades pagaban 350 millones de euros al mes por sus depósitos en el BCE, es decir, 4.200 millones al año, según publicó Expansión, por lo que una reducción de sus intereses sería un soplo de aire fresco para sus cuentas.

RENTABILIDAD CRECIENTE

Los gestores de los bancos no dejan pasar un discurso sin destacar que el escenario de bajos tipos de interés penaliza su rentabilidad. Recientemente, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, apuntaba que el mantenimiento de esta política por parte del BCE sería un acelerador en el proceso de consolidación del sector.

Sin embargo, la rentabilidad de los grandes bancos del país aumentó en 2018 respecto al ejercicio anterior, con la única excepción de Sabadell, que redujo su rentabilidad sobre recursos propios (ROE), la variable que se toma como referencia, impactado por los problemas de su filial británica, TSB. La entidad que preside Josep Oliu registró un ROE del 2,6% al cierre del pasado año, frente al 6,1% de 2017.

En cuanto al resto, la entidad que mayor rentabilidad obtuvo en 2018 fue Bankinter, con un 13,2% (14,6% en 2017), seguida por BBVA, con un 11,6% (7,4% un año antes); Santander, con un 8,2% (7,1% en 2017); CaixaBank, con un 7,7% (6,9% el ejercicio precedente) y Bankia, con un 5,6% (4,1% el año anterior).

La rentabilidad no solo aumenta, sino que en el caso de Bankinter y BBVA incluso supera el 10%, que es el umbral en el que el mercado sitúa el coste de capital, es decir, el rendimiento mínimo que los inversores esperan obtener cuando realizan una inversión en estas entidades.

Con todo, Draghi no ha querido dejar pasar la ocasión para dar a los bancos un tirón de orejas. Durante su discurso, se mostró abierto a “continuar monitorizando cómo los bancos pueden mantener unas condiciones de beneficio saludables al tiempo que los márgenes de intereses se comprimen” y, “si es necesario”, reflejar ese estudio en “medidas que puedan preservar las implicaciones favorables de los tipos negativos para la economía a la vez que mitigan los efectos colaterales, si es que los hay”.

Y añadió el presidente del supervisor bancario: “Dicho esto, la baja rentabilidad bancaria no es una consecuencia inevitable de los tipos negativos”.

En su última reunión de tipos, el BCE no solamente decidió aparcar aún más las subidas de tipos, sino que anunció una nueva ronda de megasubastas de liquidez, las TLTRO, que permiten a los bancos obtener préstamos del BCE en mejores condiciones con la intención de que se traduzcan en créditos a particulares y empresas.

Habrá que ver si esta medida surte el efecto deseado por el BCE en la economía, pues en la última ronda de TLTRO, puesta en marcha en 2016, las mayores entidades del país depositaron en el BCE el 70% de lo que solicitaron, una cantidad por la cual tienen que pagar intereses al supervisor. En algunos casos, como en el de BBVA y Bankinter, las entidades dejan todo lo pedido en el BCE.

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