El Banco Central Europeo (BCE) va a compensar a la banca por el efecto colateral negativo que tiene la política acomodaticia sobre sus márgenes, pero solamente para proteger el sistema. No lo hará para proteger su rentabilidad, como ha dejado claro Mario Draghi, sino para garantizar que la política monetaria se transmite adecuadamente desde el supervisor hasta la población a través de los canales de financiación, que pasan necesariamente por los bancos. El BCE lanza así un hueso a la banca, a la que a la vez que le hace sufrir un poco más al recortar la facilidad de depósito mientras lanza un nuevo QE.
En su paquete de medidas salvavidas, Draghi y los suyos han dejado un hueco para aliviar las presiones a la banca. A partir del 30 de octubre, el supervisor pondrá en marcha el sistema two-tier o tiering para la remuneración del exceso de liquidez de los bancos. Se trata de un sistema de dos tramos mediante el cual una parte de la liquidez que los bancos depositen en la cuenta corriente del BCE estará exenta de la penalización que el supervisor pone a los bancos por ese exceso.
Concretamente, al banco se le aplicará un interés del 0% sobre el mínimo de sus reservas multiplicado por seis, de forma que solamente tendrá una penalización por la cantidad que exceda de aquella. Eso por el momento, porque la autoridad monetaria ha advertido de que el multiplicador, que será igual para todos los bancos, podrá ser modificado más adelante.
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El BCE recorta la facilidad de depósito al -0,5% y lanza una QE de 20.000 millonesEsta medida permitirá liberar de la penalización, ahora situada en el -0,5%, a un 40% del exceso de reservas de los bancos de la zona euro, según las estimaciones de BBVA Research, que considera que este sistema sigue la estela del modelo suizo, "más igualitario entre los países de la zona euro que otros alternativos".
El hecho de que el cálculo se efectúe con un multiplicador de seis es "más conservador de lo que se esperaba", de acuerdo con los expertos del servicio de estudios.
La medida compensará en cierta medida a las entidades financieras, que, al menos en España, no han dejado de quejarse de que la política de tipos bajos del BCE penaliza sus márgenes. Sin embargo, de acuerdo con Draghi, la "filosofía" de esta medida no reside en dar un empuje a la rentabilidad bancaria, sino en proteger el sistema en su conjunto.
Además, recuerda a los bancos europeos que otros países tienen una rentabilidad más baja. "Nos preguntamos: ¿Cuánto han afectado los tipos bajos a la rentabilidad? (...) En el agregado, vemos que la rentabilidad de los bancos de la zona euro es, en general, como la de Japón, más alta que en Reino Unido, donde no hay tipos negativos, y, por supuesto, más baja que en Estados Unidos", explicó Draghi.
Según las explicaciones que el propio presidente del BCE aportó tras su penúltima decisión de tipos, la economía de la zona euro se basa en el sistema bancario, por lo que es necesario poner atención a los efectos colaterales negativos que tiene la política monetaria acomodaticia. La filosofía dice que si los bancos, que son el canal a través del cual la financiación llega del BCE a la población, sufre los efectos colaterales negativos, no será posible que esa transmisión se produzca bien. De ahí que decida compensar a las entidades.
No en vano, las medidas del BCE han traído una de cal y una de arena para la banca. La compensación será positiva para las entidades financieras, como también lo será el nuevo programa de subastas de liquidez en relación con los anteriores. Las TLTRO III, que llegan después de las ediciones de 2014 y 2016, tendrán un tipo más bajo para los bancos y se ampliará su duración de dos a tres años.
No obstante, los bancos tendrán que hacer frente a otras medidas perjudiciales para ellas, como una facilidad de depósito aún más baja (se sitúa en el -0,5% desde el -0,4% anterior) y el lanzamiento de un nuevo programa de compra de activos, el conocido como Quantitative Easing (QE), a partir del 1 de noviembre.
En todo caso, esta medida no tendrá un gran impacto, según apuntan desde Morgan Stanley. En un informe publicado tras conocer las medidas del BCE, sus analistas advierten de que el beneficio de una medida como esta con un multiplicador entre el 5 o el 7 sería “pequeño” para los bancos, teniendo en cuenta la “gran escala de presiones” sobre el margen de intereses del resto de las medidas.
UNA BAJADA ADICIONAL
Desde el Sevicio de Estudios de Bankia, por su parte, contemplan la posibilidad de que, a raíz de la incorporación del tiering, es posible que la facilidad de depósito vuelva a bajar en reuniones futuras. "Una bajada adicional, al menos, sería muy probable si en 2020 la economía no remonta", explican sus expertos.
Además, es posible que en el futuro el BCE decida ampliar el tamaño del programa QE y los activos que compra a través del mismo. "Lo primero sería ajustar los límites actuales, ya que al ritmo establecido puede agotarse en unos siete meses", advierten.