- Hay interés de los fondos, pero el precio tendría que ser de derribo
BBVA podría desprenderse de su 50% en el Garanti y olvidarse del quebradero de cabeza en que se ha convertido Turquía. Pero no lo hace por dos razones. La primera es que, tal como están las cosas, solo podría vender a precios de derribo, inferiores incluso al valor bursátil actual de su participada. La segunda es que la aventura turca fue una operación diseñada por Carlos Torres, por lo que reconocer el fracaso de la misma acabaría con sus aspiraciones de suceder a Francisco González al frente del banco.
"Interés en el Garanti sí hay, es un banco con potencial", señala una fuente conocedora de la situación. "Hay varios fondos que se lo podrían mirar, pero ellos siempre compran muy barato y ahora, con la que está cayendo en Turquía, mucho más", añade. Es decir, si BBVA quisiera salirse de Garanti, podría hacerlo, pero tendría que vender a precios de derribo como ya hizo en China con el Citic en 2013.
Aun así, podría merecerle la pena. Por un lado, es más que probable que tenga que dotar una importante provisión este año por el deterioro de valor del banco turco por exigencia del BCE. Es verdad que nunca será por el 100% de ese deterioro (superior a 4.000 millones) y que una hipotética venta se haría por debajo del valor actual, pero, aun así va a tener que asumir una parte del impacto aunque no venda. Y aparte, no es descartable que tenga que inyectarle capital si la crisis se agrava.
Y por otro, se olvidaría para siempre del mayor quebradero de cabeza de la entidad en los últimos años y del riesgo de que la situación empeore todavía más; un riesgo que, a día de hoy, es mayor que la probabilidad de una recuperación a corto-medio plazo. Ahí habría que considerar el coste de oportunidad de estar en el país más problemático del globo en vez de dedicar esos recursos a activos más rentables.
GARANTI, LA GRAN OPERACIÓN DE TORRES
Sin embargo, hay una segunda razón además del precio para 'sostenelle y no enmendalla' en Turquía. La compra del Garanti fue la gran operación de Carlos Torres cuando era director de estrategia y desarrollo corporativo, y tuvo que pelear para que FG le diera el visto bueno por el tamaño de la misma: es la segunda mayor inversión de BBVA por detrás de México.
Además, desde 2010 los dos han defendido la operación a capa y espada, y han aumentado la participación desde el 25% inicial hasta el 50% actual, a pesar de la pérdida de valor y de la constante depreciación de la lira (que no es cosa de este verano, sino que viene desde hace años). De hecho, la postura oficial del banco sigue siendo la de que mantiene su apuesta y su confianza en Turquía.
LA BATALLA POR LA SUCESIÓN
Por tanto, salirse ahora con el rabo entre las piernas significaría dejar en evidencia tanto la compra como su defensa a ultranza. Reconocer un fracaso, en definitiva. Y eso cerraría la posibilidad de que Torres suceda a FG al frente del BBVA, como es el deseo reconocido públicamente por el presidente. Una renuncia demasiado grande.
El deseo de González es que Torres ocupe la presidencia ejecutiva actual, pero los estándares de buen gobierno que tanto importan al BCE lo hacen poco probable. La opción que cuenta con más opciones es el nombramiento de un presidente representativo, al estilo de Bankinter, cargo para el que suena Jaime Caruana (aunque José Manuel González-Páramo sigue en el banco y sería otra opción). En ese caso, Torres seguiría siendo consejero delegado, pero ya con todos los poderes ejecutivos.