• Una de las conclusiones es que el negocio bancario se basa en la fiducia-confianza
  • La segunda es que la distinción entre tenedores de bonos es muy leve
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Antonio Aspas y Rafael Valera, socios de Buy & HoldIrakli Tavberidze

No podemos estar de acuerdo con que fuera un asunto evidente. De hecho, hasta hace unos días, se insistía desde sitios de gran “autoritas” que Banco Popular tenía unas ratios de solvencia suficientes para cumplir los requerimientos exigidos; habiendo pasado, en su día, los diferentes test de estrés. Y que el valor neto del banco era positivo.

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Este miércoles, nos hemos levantado con la noticia de que el valor del banco era negativo en 9.000 millones. La cuestión es porque hoy vale -9.000 millones y, hace una semana, +3.000 millones, una diferencia abismal de más de 12.000 millones.

De ello, sacamos dos conclusiones: el negocio bancario no es otro que el de la fiducia-confianza; y cuando esta se pone en duda, el valor del banco se derrumba. En esta ocasión, el tiempo de “espera” ha sido excesivo. Cualquier banco, por solvente que sea, si se cuestiona su solvencia entra en riesgo de quiebra.

La segunda conclusión, visto como se ha aplicado la normativa de resolución, es que la distinción entre bonos Tier 1 (CoCos); Tier2 (Subordinados); e, incluso, la nueva deuda senior (Senior non preferred) es muy leve. Ésto ya nos lo imaginábamos, dado que cuando un banco de cierto tamaño quiebra no es por falta de unos cientos de millones de euros. En este caso, porque un tercero (Santander) ha puesto 7.000 millones. Si no, se hubiera llevado por delante toda la deuda sénior y, posiblemente, parte de los depósitos.

Nuestro punto de vista es que, aún habiendo visto y vivido esta situación de cerca, pensamos que la banca mediana española está en una situación sólida y con un viento a favor, dado el ciclo económico en el que nos encontramos en España. Así, esperamos que en los bancos medianos españoles podamos ver mejoras en resultados vía venta de activos improductivos y disminución de provisiones. Al igual que un eventual repunte de tipos de interés mejorarían la cuenta de resultados. Por tanto, no vemos sentido al efecto contagio, sino una buena oportunidad para aprovecharla.

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