La banca cierra una semana para olvidar. Las entidades españolas han sido sucediendo durante estos días sus presentaciones de resultados, de los que la mayoría se sienten orgullosas pero que suponen un retroceso en casi todos los casos. La puntilla la puso el viernes el mercado con un ataque sin piedad a Sabadell, que vivió su mayor desplome desde la jornada posterior al referéndum sobre el Brexit: perdió un 14% de su valor.
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La entidad que preside Josep Oliu presentó sus resultados al cierre del jueves, pero no consiguió convencer a los inversores, algo que sus gestores achacaron a una sorpresa en el mercado por el reconocimiento por parte de Sabadell de 52 millones en provisiones adicionales por la venta de unas carteras al cierre del ejercicio, a pesar de que el banco ya incluía esta información en el hecho relevante en el que comunicó la operación.
Los analistas, sin embargo, consideran que las cuentas del cuarto trimestre del banco son "débiles" y han defraudado sus expectativas, mientras que las perspectivas para 2020 "no anticipan un cambio claro a mejor". La respuesta de Jaime Guardiola, consejero delegado de la entidad, a estos analistas es que su plan para los próximos años es “realista”.
Los dos bancos más grandes del país, Santander y BBVA, batieron las expectativas del mercado en sus resultados, aunque ambos experimentaron caídas en el beneficio respecto a un año antes, concretamente un 17% y un 35%. La razón se encontró en los extraordinarios, pues realizaron mayores saneamientos y obtuvieron menores plusvalías que en 2018. Ambos mantuvieron sus ganancias en España prácticamente estables.
Los inversores acogieron muy bien los resultados de Santander e impulsaron su valor bursátil más del 4% en la jornada de su presentación de cuentas. Algo similar ocurrió con BBVA, que en las primeras horas del viernes experimentaba una subida superior al 2%. Al cierre del día, sin embargo, terminó en negativo, perdiendo parte del valor que en 2019, con mucha diferencia sobre el resto, consiguió aumentar.
Las mayores provisiones también estuvieron detrás de la caída de las ganancias de Bankia, que se situaron en 541 millones de euros, un 23% menos que un año antes. Aunque sus cuentas no llegaron a satisfacer las expectativas de los analistas, que creían que ganaría más, lo cierto es que el mercado dio tregua a la entidad, que subió un 0,7% en bolsa el día de la presentación de resultados.
EL ERE DE CAIXABANK
El beneficio de CaixaBank, por su parte, se vio lastrado por los costes del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) acordado con los sindicatos en el segundo trimestre del año, a pesar de que el ajuste permitió a la entidad reducir su pago al Impuesto de Sociedades. El banco ganó un 14% menos, pero sin este extraordinario habría elevado su beneficio un 20,4%.
La clara excepción está en el banco más pequeño del Ibex 35. Bankinter logró mejorar el beneficio casi un 5%, hasta los 550,7 millones de euros en el primer año que contabilizó en sus cuentas el aporte de EVO Banco y su filial irlandesa. Lo hizo gracias a un aumento en todos sus márgenes, que le llevaron a cerrar el año con una rentabilidad del 13%, la mejor del sector.
Bankinter fue, junto con Sabadell, la única entidad que aumentó el beneficio en 2019 y, en conjunto, el sector bancario español se dejó casi un 20% en 2019. El año no ha sido fácil.